"Si se vence la crisis en España, se vence en Europa y se vence en el mundo". Así de taxativo fue ayer Mario Marazziti, portavoz de la Comunidad de San Egidio, al presentar en Roma el programa del próximo Encuentro Internacional por la Paz, que se celebrará en Barcelona del 3 al 5 octubre.

Esta gran cita planetaria de representantes de todas las religiones, heredera de la histórica reunión de Asís (1986), promovida por Juan Pablo II, pretende ser esta vez un oportunidad de diálogo y reflexión sobre la crisis del primer decenio del siglo XXI. Para los responsables de la Comunidad de San Egidio, Barcelona supone un observatorio ideal en la actual coyuntura, tanto para estudiar las causas como para buscar las soluciones. "España ha sido un país extremadamente significativo por su extraordinario crecimiento, su aceleración increíble", dijo Marazziti. Al mismo tiempo admitió que España ha sido después golpeada con más dureza que otros países, "debido a la grandísima crisis ligada al endeudamiento privado".

La reunión de Barcelona - la ciudad acogió ya la conferencia en el 2001-debe servir para analizar un arranque de siglo marcado primero por el terrorismo - los macroatentados del 11-S y sus secuelas-y que ha derivado en una grave crisis económica, social y moral "de dimensión desconocida".

Para hacer un diagnóstico y proponer recetas se desarrollará una treintena de encuentros, con un elenco de participantes del máximo nivel en los ámbitos religioso, político y económico. El coorganizador de la conferencia es el arzobispado de Barcelona. Desde el Vaticano acudirán cardenales con puestos destacados en la curia, como el ghanés Peter Turkson o el francés Roger Etchegaray. En la asamblea de apertura, en el Palau de la Música, dará el primer saludo inaugural el cardenal Lluís Martínez Sistach, seguido por el presidente de la Generalitat, José Montilla; el alcalde, Jordi Hereu, y la vicepresidenta del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega.

Habrá una nutrida presencia islámica - con representantes de 16 países-,de dirigentes judíos, entre ellos el rabino jefe de Israel, de la Iglesia ortodoxa rusa y de las iglesias protestante y anglicana. Podría asistir la presidenta argentina, Cristina Fernández de Kirchner, y han confirmado su presencia los jefes de Estado de Malaui - que también lo es de la Unión Africana-,Chipre y Montenegro. Entre los intelectuales invitados destacan el sociólogo Manuel Castells y el filósofo Rafael Argullol. "El mundo se encontrará en Barcelona", destacó Marazziti.

Obviamente habrá una alta participación catalana. El abad de Montserrat, Josep Maria Soler, intervendrá en un coloquio sobre la "fuerza débil" de la plegaria. El ex president Jordi Pujol presidirá un debate sobre el futuro de la integración europea. Lluís Reverter, secretario general de la Fundació La Caixa, estará en el panel dedicado a la ética de la globalización. El director de La Vanguardia,José Antich, es ponente en el encuentro sobre Latinoamérica y la globalización. Enric Juliana, director adjunto de este diario, asistirá a la discusión sobre cómo los medios de comunicación informan del fenómeno religioso.

El Encuentro Internacional por la Paz tendrá múltiples sedes: el auditorio de la Generalitat, el Saló de Cròniques del Ayuntamiento, el Museu Picasso y el auditorio del Casal del Metge, entre otros. En un esfuerzo de descentralización, habrá actos en Manresa, Terrassa, Badalona, Tarragona y Sant Feliu. La primera celebración eucarística tendrá lugar en la basílica de Santa Maria del Mar, y la ceremonia final, en la plaza de la Catedral.
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Una asociación laica mundial con 50.000 miembros

La Comunidad de San Egidio es una asociación cristiana laica. Fue fundada en 1968 por jóvenes universitarios inquietos, encabezados por Andrea Riccardi. El Concilio Vaticano II ejerció en ellos una poderosa influencia. Desde sus orígenes italianos se extendió por el mundo. Hoy cuenta con más de 50.000 miembros en 72 países. La oración y la caridad son elementos centrales de su trabajo. Gestionan proyectos con sectores marginales, con enfermos, ancianos, presos. De espíritu ecuménico, han sido muy activos en el diálogo con otras religiones. Uno de sus empeños es luchar a escala mundial por la abolición de la pena de muerte. Su empeño a favor de una moratoria universal ha recibido más de cinco millones de adhesiones.