ORACIÓN CADA DÍA

Memoria de los apóstoles
Palabra de dios todos los dias

Memoria de los apóstoles

Recuerdo de san Juan, apóstol y evangelista, el «discípulo a quien Jesús amaba» y que bajo la cruz tomó consigo a María como su madre. Leer más

Libretto DEL GIORNO
Memoria de los apóstoles
Jueves 27 de diciembre

El pueblo que caminaba en las tinieblas

Aleluya, aleluya, aleluya.

El pueblo que caminaba en las tinieblas,
una gran luz ha visto;
sobre los que habitaban en tierra de tinieblas,
una luz resplandeció.

Tú has multiplicado la gracia y la alegría,
has acrecentado su gozo
y como se alegran durante la cosecha,
se alegran ante tu rostro.

Aquel yugo que pesaba sobre el pueblo,
que oprimía sus espaldas;
el bastón en las manos de su tirano,
ya ha sido quebrado.

Porque un niño ha nacido entre nosotros,
se nos ha dado un hijo;
el dominio y el poder estarán sobre su espalda,
Dios de la paz es su nombre.

Él viene a establecer un reino nuevo,
en la casa de David su siervo,
para consolidar y reforzar la justicia,
para alabanza de su pueblo.

Aleluya, aleluya, aleluya.

PALABRA DE DIOS TODOS LOS DÍAS: EL CALENDARIO

La oración es el corazón de la vida de la Comunidad de Sant’Egidio, su primera “obra”. Cuando termina el día todas las Comunidades, tanto si son grandes como si son pequeñas, se reúnen alrededor del Señor para escuchar su Palabra y dirigirse a Él en su invocación. Los discípulos no pueden sino estar a los pies de Jesús, como María de Betania, para elegir la “mejor parte” (Lc 10,42) y aprender de Él sus mismos sentimientos (cfr. Flp 2,5).

Siempre que la Comunidad vuelve al Señor, hace suya la súplica del discípulo anónimo: “¡Señor, enséñanos a orar” (Lc 11,1). Y Jesús, maestro de oración, continúa contestando: “Cuando oréis, decid: Abbá, Padre”.

Cuando oramos, aunque lo hagamos dentro de nuestro corazón, nunca estamos aislados ni somos huérfanos, porque somos en todo momento miembros de la familia del Señor. En la oración común se ve claramente, además del misterio de la filiación, el de la fraternidad.

Las Comunidades de Sant'Egidio que hay por el mundo se reúnen en los distintos lugares que destinan a la oración y presentan al Señor las esperanzas y los dolores de los hombres y mujeres “vejados y abatidos” de los que habla el Evangelio (Mt 9,37). En aquella gente de entonces se incluyen los habitantes de las ciudades contemporáneas, los pobres que son marginados de la vida, todos aquellos que esperan que alguien les contrate (cfr. Mt 20).

La oración común recoge el grito, la aspiración, el deseo de paz, de curación, de sentido de la vida y de salvación que hay en los hombres y las mujeres de este mundo. La oración nunca es vacía. Sube incesante al Señor para que el llanto se transforme en alegría, la desesperación en felicidad, la angustia en esperanza y la soledad en comunión. Y para que el Reino de Dios llegue pronto a los hombres.