ORACIÓN CADA DÍA

Memoria de los pobres
Palabra de dios todos los dias
Libretto DEL GIORNO
Memoria de los pobres
Lunes 31 de marzo

Salmo responsorial

Salmo 27 (28)

Hacia ti clamo, Yahveh,
roca mía, no estés mudo ante mí;
no sea yo, ante tu silencio,
igual que los que bajan a la fosa.

Oye la voz de mis plegarias,
cuando grito hacia ti,
cuando elevo mis manos, oh Yahveh,
al santuario de tu santidad.

No me arrebates con los impíos,
ni con los agentes de mal,
que hablan de paz a su vecino,
mas la maldad está en su corazón.

Dales, Yahveh, conforme a sus acciones,
y a la malicia de sus hechos,
según la obra de sus manos trátales,
págales con su misma moneda.

Pues no comprenden los hechos de Yahveh,
la obra de sus manos:
¡derríbelos él y no los rehabilite!

¡Bendito sea Yahveh, que ha oído
la voz de mis plegarias!

Yahveh mi fuerza, escudo mío,
en él confió mi corazón y he recibido ayuda:
mi carne de nuevo ha florecido,
le doy gracias de todo corazón.

Yahveh, fuerza de su pueblo,
fortaleza de salvación para su ungido.

Salva a tu pueblo, bendice a tu heredad,
pastoréalos y llévalos por siempre.

PALABRA DE DIOS TODOS LOS DÍAS: EL CALENDARIO

La oración es el corazón de la vida de la Comunidad de Sant’Egidio, su primera “obra”. Cuando termina el día todas las Comunidades, tanto si son grandes como si son pequeñas, se reúnen alrededor del Señor para escuchar su Palabra y dirigirse a Él en su invocación. Los discípulos no pueden sino estar a los pies de Jesús, como María de Betania, para elegir la “mejor parte” (Lc 10,42) y aprender de Él sus mismos sentimientos (cfr. Flp 2,5).

Siempre que la Comunidad vuelve al Señor, hace suya la súplica del discípulo anónimo: “¡Señor, enséñanos a orar” (Lc 11,1). Y Jesús, maestro de oración, continúa contestando: “Cuando oréis, decid: Abbá, Padre”.

Cuando oramos, aunque lo hagamos dentro de nuestro corazón, nunca estamos aislados ni somos huérfanos, porque somos en todo momento miembros de la familia del Señor. En la oración común se ve claramente, además del misterio de la filiación, el de la fraternidad.

Las Comunidades de Sant'Egidio que hay por el mundo se reúnen en los distintos lugares que destinan a la oración y presentan al Señor las esperanzas y los dolores de los hombres y mujeres “vejados y abatidos” de los que habla el Evangelio (Mt 9,37). En aquella gente de entonces se incluyen los habitantes de las ciudades contemporáneas, los pobres que son marginados de la vida, todos aquellos que esperan que alguien les contrate (cfr. Mt 20).

La oración común recoge el grito, la aspiración, el deseo de paz, de curación, de sentido de la vida y de salvación que hay en los hombres y las mujeres de este mundo. La oración nunca es vacía. Sube incesante al Señor para que el llanto se transforme en alegría, la desesperación en felicidad, la angustia en esperanza y la soledad en comunión. Y para que el Reino de Dios llegue pronto a los hombres.