ORACIÓN CADA DÍA

Memoria de los apóstoles
Palabra de dios todos los dias

Memoria de los apóstoles

Recuerdo de la conversión de Pablo en el camino de Damasco. Recuerdo también de Ananías, que bautizó a Pablo, predicó el Evangelio y murió mártir. Hoy concluye la semana de oración por la unidad de los cristianos. Oración por la unidad de las Iglesias. Recuerdo especial de las comunidades cristianas en Asia y Oceanía. Leer más

Libretto DEL GIORNO
Memoria de los apóstoles
Lunes 25 de enero

Salmo responsorial

Salmo 126 (127)

Si Yahveh no construye la casa,
en vano se afanan los constructores;
si Yahveh no guarda la ciudad,
en vano vigila la guardia.

En vano madrugáis a levantaros,
el descanso retrasáis,
los que coméis pan de fatigas,
cuando él colma a su amado mientras duerme.

La herencia de Yahveh son los hijos,
recompensa el fruto de las entrañas;

como flechas en la mano del héroe,
así los hijos de la juventud.

Dichoso el hombre que ha llenado
de ellas su aljaba;
no quedarán confusos cuando tengan pleito
con sus enemigos en la puerta.

PALABRA DE DIOS TODOS LOS DÍAS: EL CALENDARIO

La oración es el corazón de la vida de la Comunidad de Sant’Egidio, su primera “obra”. Cuando termina el día todas las Comunidades, tanto si son grandes como si son pequeñas, se reúnen alrededor del Señor para escuchar su Palabra y dirigirse a Él en su invocación. Los discípulos no pueden sino estar a los pies de Jesús, como María de Betania, para elegir la “mejor parte” (Lc 10,42) y aprender de Él sus mismos sentimientos (cfr. Flp 2,5).

Siempre que la Comunidad vuelve al Señor, hace suya la súplica del discípulo anónimo: “¡Señor, enséñanos a orar” (Lc 11,1). Y Jesús, maestro de oración, continúa contestando: “Cuando oréis, decid: Abbá, Padre”.

Cuando oramos, aunque lo hagamos dentro de nuestro corazón, nunca estamos aislados ni somos huérfanos, porque somos en todo momento miembros de la familia del Señor. En la oración común se ve claramente, además del misterio de la filiación, el de la fraternidad.

Las Comunidades de Sant'Egidio que hay por el mundo se reúnen en los distintos lugares que destinan a la oración y presentan al Señor las esperanzas y los dolores de los hombres y mujeres “vejados y abatidos” de los que habla el Evangelio (Mt 9,37). En aquella gente de entonces se incluyen los habitantes de las ciudades contemporáneas, los pobres que son marginados de la vida, todos aquellos que esperan que alguien les contrate (cfr. Mt 20).

La oración común recoge el grito, la aspiración, el deseo de paz, de curación, de sentido de la vida y de salvación que hay en los hombres y las mujeres de este mundo. La oración nunca es vacía. Sube incesante al Señor para que el llanto se transforme en alegría, la desesperación en felicidad, la angustia en esperanza y la soledad en comunión. Y para que el Reino de Dios llegue pronto a los hombres.