ORACIÓN CADA DÍA

Oración por la Paz
Palabra de dios todos los dias

Oración por la Paz

En la Basílica de Santa María in Trastevere se reza por la paz.
Recuerdo de la Presentación en el Templo de la Madre del Señor. Esta fiesta, que nació en Jerusalén y se celebra también en Oriente, recuerda a la vez el antiguo Templo y el ofrecimiento al Señor en el que María convirtió su vida.
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Libretto DEL GIORNO
Oración por la Paz
Lunes 21 de noviembre

Salmo responsorial

Psaume 110 (111)

¡Aleluya!
Doy gracias a Yahveh de todo corazón,
en el consejo de los justos y en la
comunidad.

Grandes son las obras de Yahveh,
meditadas por los que en ellas se complacen.

Esplendor y majestad su obra,
su justicia por siempre permanece.

De sus maravillas ha dejado un memorial.
¡Clemente y compasivo Yahveh!

Ha dado alimento a quienes le temen,
se acuerda por siempre de su alianza.

Ha revelado a su pueblo el poder de sus obras,
dándole la heredad de las naciones.

Verdad y justicia, las obras de sus manos,
leales todas sus ordenanzas,

afirmadas para siempre jamás,
ejecutadas con verdad y rectitud.

Ha enviado redención a su pueblo,
ha fijado para siempre su alianza;
santo y temible es su nombre.

Principio del saber, el temor de Yahveh;
muy cuerdos todos los que lo practican.
Su alabanza por siempre permanece.

PALABRA DE DIOS TODOS LOS DÍAS: EL CALENDARIO

La oración es el corazón de la vida de la Comunidad de Sant’Egidio, su primera “obra”. Cuando termina el día todas las Comunidades, tanto si son grandes como si son pequeñas, se reúnen alrededor del Señor para escuchar su Palabra y dirigirse a Él en su invocación. Los discípulos no pueden sino estar a los pies de Jesús, como María de Betania, para elegir la “mejor parte” (Lc 10,42) y aprender de Él sus mismos sentimientos (cfr. Flp 2,5).

Siempre que la Comunidad vuelve al Señor, hace suya la súplica del discípulo anónimo: “¡Señor, enséñanos a orar” (Lc 11,1). Y Jesús, maestro de oración, continúa contestando: “Cuando oréis, decid: Abbá, Padre”.

Cuando oramos, aunque lo hagamos dentro de nuestro corazón, nunca estamos aislados ni somos huérfanos, porque somos en todo momento miembros de la familia del Señor. En la oración común se ve claramente, además del misterio de la filiación, el de la fraternidad.

Las Comunidades de Sant'Egidio que hay por el mundo se reúnen en los distintos lugares que destinan a la oración y presentan al Señor las esperanzas y los dolores de los hombres y mujeres “vejados y abatidos” de los que habla el Evangelio (Mt 9,37). En aquella gente de entonces se incluyen los habitantes de las ciudades contemporáneas, los pobres que son marginados de la vida, todos aquellos que esperan que alguien les contrate (cfr. Mt 20).

La oración común recoge el grito, la aspiración, el deseo de paz, de curación, de sentido de la vida y de salvación que hay en los hombres y las mujeres de este mundo. La oración nunca es vacía. Sube incesante al Señor para que el llanto se transforme en alegría, la desesperación en felicidad, la angustia en esperanza y la soledad en comunión. Y para que el Reino de Dios llegue pronto a los hombres.