ORACIÓN CADA DÍA

Memoria de los pobres
Palabra de dios todos los dias
Libretto DEL GIORNO
Memoria de los pobres
Lunes 11 de diciembre

Salmo responsorial

Psaume 101 (102)

Yahveh, escucha mi oración,
llegue hasta ti mi grito;

no ocultes lejos de mí tu rostro
el día de mi angustia;
tiende hacia mí tu oído,
¡el día en que te invoco, presto, respóndeme!

Pues mis días en humo se disipan,
mis huesos arden lo mismo que un brasero;

trillado como el heno, mi corazón se seca,
y me olvido de comer mi pan;

ante la voz de mis sollozos,
mi piel a mis huesos se ha pegado.

Me parezco al búho del yermo,
igual que la lechuza de las ruinas;

insomne estoy y gimo
cual solitario pájaro en tejado;

me insultan todo el día mis enemigos,
los que me alababan maldicen por mi nombre.

El pan que como es la ceniza,
mi bebida mezclo con mis lágrimas,

ante tu cólera y tu enojo,
pues tú me alzaste y después me has tirado:

mis días son como la sombra que declina,
y yo me seco como el heno.

Mas tú, Yahveh, permaneces para siempre,
y tu memoria de edad en edad.

Tú te alzarás, compadecido de Sión,
pues es ya tiempo de apiadarte de ella,
ha llegado la hora; "

que están tus siervos encariñados de sus piedras
y se compadecen de sus ruinas.

Y temerán las naciones el nombre de Yahveh,
y todos los reyes de la tierra tu gloria; "

cuando Yahveh reconstruya a Sión,
y aparezca en su gloria,

volverá su rostro a la oración del despojado,
su oración no despreciará.

Se escribirá esto para la edad futura,
y en pueblo renovado alabará a Yahveh:

que se ha inclinado Yahveh desde su altura santa,
desde los cielos ha mirado a la tierra,

para oír el suspiro del cautivo,
para librar a los hijos de la muerte.

Para pregonar en Sión el nombre de Yahveh,
y su alabanza en Jerusalén,

cuando a una se congreguen los pueblos,
y los reinos para servir a Yahveh.

El ha enervado mi fuerza en el camino,
ha abreviado mis días.

Digo: ¡Dios mío, en la mitad de mis días no me lleves!
¡De edad en edad duran tus años!

Desde antiguo, fundaste tú la tierra,
y los cielos son la obra de tus manos; "

ellos perecen, mas tú quedas,
todos ellos como la ropa se desgastan,
como un vestido los mudas tú, y se mudan.

Pero tú siempre el mismo, no tienen fin tus años.

Los hijos de tus siervos tendrán una morada,
y su estirpe ante ti subsistirá.

PALABRA DE DIOS TODOS LOS DÍAS: EL CALENDARIO

La oración es el corazón de la vida de la Comunidad de Sant’Egidio, su primera “obra”. Cuando termina el día todas las Comunidades, tanto si son grandes como si son pequeñas, se reúnen alrededor del Señor para escuchar su Palabra y dirigirse a Él en su invocación. Los discípulos no pueden sino estar a los pies de Jesús, como María de Betania, para elegir la “mejor parte” (Lc 10,42) y aprender de Él sus mismos sentimientos (cfr. Flp 2,5).

Siempre que la Comunidad vuelve al Señor, hace suya la súplica del discípulo anónimo: “¡Señor, enséñanos a orar” (Lc 11,1). Y Jesús, maestro de oración, continúa contestando: “Cuando oréis, decid: Abbá, Padre”.

Cuando oramos, aunque lo hagamos dentro de nuestro corazón, nunca estamos aislados ni somos huérfanos, porque somos en todo momento miembros de la familia del Señor. En la oración común se ve claramente, además del misterio de la filiación, el de la fraternidad.

Las Comunidades de Sant'Egidio que hay por el mundo se reúnen en los distintos lugares que destinan a la oración y presentan al Señor las esperanzas y los dolores de los hombres y mujeres “vejados y abatidos” de los que habla el Evangelio (Mt 9,37). En aquella gente de entonces se incluyen los habitantes de las ciudades contemporáneas, los pobres que son marginados de la vida, todos aquellos que esperan que alguien les contrate (cfr. Mt 20).

La oración común recoge el grito, la aspiración, el deseo de paz, de curación, de sentido de la vida y de salvación que hay en los hombres y las mujeres de este mundo. La oración nunca es vacía. Sube incesante al Señor para que el llanto se transforme en alegría, la desesperación en felicidad, la angustia en esperanza y la soledad en comunión. Y para que el Reino de Dios llegue pronto a los hombres.