Inauguración de la exposición Noi, l'Italia (Nosotros, Italia)
Intervención del prof. Marco Impagliazzo, presidente de la Comunidad de Sant'Egidio
Roma, 21/10/2010
Querría manifestar en nombre de la Comunidad de Sant’Egidio mi más vivo agradecimiento a los artistas que se han convertido en protagonistas de las obras y de algunos textos realizados en los talleres de pintura en los que cada semana han trabajado para esta exposición “Nosotros, Italia”.
El título es especialmente significativo porque nos hace partícipes de la fuerza de ser un nosotros y no muchos yo aislados y débiles. Los Amigos, por el hecho de ser un movimiento dentro de la más grande Comunidad de Sant'Egidio, nos demuestran que el único camino para salir de la debilidad es concebirse y ser juntos.
De ahí el Nosotros con el que mirar también la realidad italiana hoy. Las obras aquí expuestas nacen de una historia y explican una historia, la de Italia en sus momentos más destacados. Es una historia explicada sin polémica, sectarismo, agresividad, sino con la seriedad y la preparación de quien ha partido de la pregunta de quién somos nosotros. Nosotros los italianos. Es una pregunta que a menudo no nos planteamos o que hay miedo de plantear. Tal vez porque no sabemos leer la historia o el presente de nuestro país. Pero los Amigos leen la historia en su sentido profundo que es el de comprender y no juzgar. En toda la exposición hay una comprensión profunda de nuestra historia, con sus alegrías (la unidad de Italia, el 25 de abril, el 2 de junio, Fantastik y muchos otros…) y sus dolores (16 de octubre de 1943, el bombardeo de Roma, el de Cassino, los años setenta con el terrorismo, el sufrimiento de las cárceles, la crisis de hoy, el trabajo precario).
La lectura que se deriva no es ideológica, de parte, enfadada o condescendiente. Es una lectura que ayuda a recordar y a comprender el pasado y el presente. Una lectura hecha con ojos, con manos, con corazón y con inteligencia alegre y positiva porque es consciente de que forma parte de un nosotros. Eso es lo que más sorprende: fuera de aquí se grita, se acusa, se buscan motivos para distinguirse, se utiliza poco el nosotros. En estas obras se ve la sabiduría de un reclamo no retórico sino convencido y rico en signos a Italia para que redescubra la belleza de un nosotros más amplio y más diversificado.
En este nosotros hay lugar para todos: desde quien es anciano hasta quien todavía no es ciudadano italiano, está en la cárcel, quien vive en situación precaria, quien no está bien o quien es pobre. El nosotros llega antes del yo. Son días de debate sobre el fin del multiculturalismo, sobre la relación que nuestras sociedades europeas deben tener con los inmigrantes. Pero si no empezamos por la pregunta de quién somos nosotros es difícil contestar a la pregunta de cómo construir una casa común. Sí, porque en Italia más que defender las razones de muchos individuos lo que hay que hacer es construir una comunidad.
La invitación que nos llega desde estas obras es la de construir una casa común (también con muchos nuevos italianos) a partir de una historia común. Una historia leída con el sentido del bien común. ¿Acaso no se titulaba la exposición del año pasado “Sueño un mundo para todos”? Así, continuando idealmente aquella intuición, “Los Amigos” nos hablan de una Italia que recupera el sentido de su misión en la belleza y en la alegría del nosotros y no en la ensordecedora soledad y debilidad del yo.