Andrea Riccardi sobre Síria : " Ajudem que Alep no mori "
El fundador de la Comunitat de Sant'Egidio rellança la crida #SaveAleppo , que proposa corredors humanitaris i protecció per a la població civil : " Imposar la pau en nom dels que pateixen"
Las noticias que estos días llegan desde la martirizada ciudad de Alepo nos hablan de una ciudad asolada por los enfrentamientos y los bombardeos. Las fuerzas del régimen, el Ejército Sirio Libre, el Estado Islámico (EI) y las Unidades de Protección Popular (YPG) se disputan Alepo y los pueblos de los alrededores.
El aumento de los enfrentamientos está provocando la huida de miles de sirios de la zona sur de la ciudad. Se calcula que solo en la última semana 70.000 habitantes se han visto obligados a salir de la región.
Provoca gran preocupación la situación humanitaria de la ciudad vieja. Los combates entre el EI y el régimen a lo largo del eje Khanasser-Athrayya han cortado la conexión entre la ciudad y las demás zonas controladas por Damasco, con la consiguiente interrupción de aprovisionamientos para la población. La ya grave situación ha empeorado aún más con la interrupción del suministro de agua y electricidad, que no llegan a la ciudad desde hace 8 días.
La violencia tampoco respeta los barrios cristianos y los lugares de culto. Hace tres días, en Azizeh, estalló una granada sobre la iglesia católica mientras se celebraba la misa. La cúpula resistió milagrosamente a la detonación, salvando así la vida de los numerosos fieles que había reunidos.
Hasta hoy los esfuerzos de la diplomacia internacional no han sido suficientes para salvar Alepo.
El Secretario General de las Naciones Unidas, Ban Ki-Moon, declaró el pasado 28 de septiembre que "cuatro años de parálisis diplomática del Consejo de Seguridad han permitido que la crisis se haya extendido sin control. La principal responsabilidad recae sobre las partes en conflicto en Siria, pero mirar solo hacia el interior del país mediooriental para encontrar una solución no es suficiente; también poderes y rivalidades regionales influyen en la batalla".
Mientras en Viena se reúne la comunidad internacional precisamente en estos momentos, frente a tanto sufrimiento y frente a la lenta agonía de una ciudad que tiempo atrás fue símbolo de armoniosa convivencia entre personas y religiones distintas, propongo nuevamente con fuerza a la atención de todo el mundo mi llamamiento #SaveAleppo, que lancé el 22 de junio de 2014, en el que invocaba una iniciativa con unas palabras que siguen siendo válidas en la actualidad: "Salvar Alepo tiene más valor que afirmar una u otra parte sobre el terreno. Hay que hacer corredores humanitarios y hay que proporcionar suministros a los civiles", Seguimos estando convencidos de que "hay que imponer la paz en nombre de quien sufre" y de que hay que reconstruir un futuro para aquella ciudad, encrucijada histórica de muchos pueblos y lugar de milenaria convivencia entre musulmanes y cristianos. Hay que ayudar a que Alepo no muera, y hay que hacerlo pronto y con firmeza.