Estos días en Zimbabue cientos de jóvenes se reúnen con la Comunidad de Sant'Egidio en Harare, la capital, y en Mutare, en la provincia oriental de Manicaland, para reflexionar sobre el futuro de su país y reafirmar su determinación de difundir una cultura de paz y construir una sociedad no violenta.
Durante los encuentros los jóvenes destacaron la necesidad de proteger a los ancianos, que a menudo están solos porque su familia ha emigrado a otros países africanos en busca de un trabajo. "La sociedad termina siendo violenta con los ancianos –dijo Lesly, de los Jóvenes por la Paz de Harare–, los deja solos con sus problemas para procurarse alimentos y medicamentos. Sus hijos están fuera, trabajando. Nosotros nos convertimos en sus hijos".
Actualmente Zimbabue sufre una masiva emigración: una tercera parte de la población ha emigrado a los países limítrofes en busca de un trabajo. Los encuentros con los jóvenes crean una contratendencia, porque muestran una generación de adolescentes y jóvenes adultos que quiere quedarse en su país, con el sueño de cambiarlo por el bien de todos, sobre todo, de los pobres. |