Eran 2 000 el año pasado y este año esperan a muchas más: niños, ancianos, personas sin hogar. Son los invitados de las Comunidades de Sant’Egidio de Cuba, que durante todo el tiempo de Adviento ha promovido una campaña de solidaridad titulada “De la alegría a la esperanza”, en la que han participado muchos jóvenes.
Un pueblo de jóvenes que dedican su tiempo y sus energías a crear una cultura de la gratuidad, tan importante en la sociedad cubana, donde el largo invierno del aislamiento ha favorecido la lógica del “sálvese quien pueda”, que hasta ahora ha marcado la vida de mucha gente, con graves consecuencias para el país.
Durante todo el mes han recogido ropa, alimentos, material para la comida de Navidad, y no solo en la Habana –donde está el centro propulsor de este movimiento, la Casa de la paz y del diálogo de la Comunidad de Sant’Egidio–, sino también en otros lugares de la isla: Pinar del Río, Holguín y la provincia de Santiago de Cuba. Hoy que el aislamiento de la isla ha sido relegado a la historia, la Navidad se presenta realmente como una fiesta de alegría y de esperanza para el pueblo cubano.
|