Tras el reciente conflicto en el Cáucaso, en algunas ciudades de Georgia, como Tblisi, han llegado muchos refugiados. Familias enteras, muchos niños, que de repente y a causa de la guerra se han encontrado privados de todo. La mayoría de los refugiados han encontrado cobijo en las escuelas, algunas abandonadas desde hace años. No tienen nada: están obligados a dormir en el suelo por falta de camas, muchos no tienen ropa por haber dejado sus casas huyendo deprisa de la guerra, ni zapatos para protegerse del  invierno – frio y lluvioso en esta zona.

La Comunidad de Sant'Egidio ha querido actuar con rapidez para aliviar su sufrimiento. En Tbilisi, desde el inicio de septiembre, se han distribuido las ayudas para hacer frente a la situación de emergencia: medicamentos de emergencia para los ancianos y enfermos crónicos.

Se han proporcionado camas: se han entregado en tres lugares de alojamiento de los refugiados: la escuela de los Temke, dónde se han cobijado familias refugiadas provenientes de Eredvi, Niqosi y Gori, en la ex escuela naval de Kandelaki y en otra escuela donde hay refugiados provenientes de Akhalgori.

La entrega tuvo lugar durante breves encuentros con las familias, que también han permitido comprender en qué condiciones viven. Durante estos encuentros se puso de manifiesto que los niños son los que más sufren las consecuencias de la guerra. Los más pequeños no entienden que está sucediendo, por que han tenido que abandonar junto a sus padres las casas y las ciudades donde vivían.

Además de la ayuda de emergencia, la Comunidad ha comenzado a realizar actividades festivas, que ayudan a los niños a abandonar el dolor y el aislamiento. La primera gran fiesta se celebro en la escuela de Temke, convertida en el hogar de muchos refugiados.

Dado el éxito de esta fiesta, se ha realizado otra en la ex escuela naval de Kandelaki entre los refugiados del pueblo de Eredvi. En un silencio sólo roto por las risas de los niños, los payasos han jugado con los pequeños y al final se ha distribuido –después de cantos y bailes- una gran merienda de fruta y un gran pastel. Al final de la fiesta, una joven viuda dijo “os agradezco, porque desde el inicio de la guerra mis hijos hoy han pasado por primera vez un momento sereno”. Son niños que han perdido la totalidad de su mundo. Algunos de ellos nos han confiado: “no quiero ir a escuela aquí. Yo quiero ir a mi escuela, con mis compañeros y mis maestros” No tienen libros ni cuadernos, pero sobretodo la ropa para presentarse a la escuela de forma digna. Algunos, han huido de casa con sandalias en sus pies, no tienen ni siquiera zapatos para caminar por los caminos de barro.

 Por ello en las próximas distribuciones, la Comunidad ha tomado medidas para proporcionar ropa y útiles escolares.

 También en la ciudad de Kutaisi, la segunda ciudad de Georgia, han llegado muchos refugiados. Pero mientras en Tblisi han encontrado alojamiento en escuelas del centro de la ciudad, en Kutaisi los refugiados han sido alojados en antiguas escuelas, la mayoría abandonadas desde hace tiempo y en la periferia. Aquí, las condiciones generales son mucho peores.

No sólo no hay camas, sino que los servicios sanitarios son insuficientes, hace frio porque muchas ventanas están rotas. No hay agua potable, y tiene que traerse, como se ve en la fotografía, con grandes bidones. 

 Muchos refugiados de Kutaisi, son originarios del valle del Khodori, donde vivían los desplazados de la guerra del 1992-94. Por tanto, son casi 15 años que estas familias viven como refugiados. Cuando sus condiciones de vida empezaban a mejorar, una nueva guerra les ha obligado a huir de nuevo.

En Kutaisi, la Comunidad ha distribuido ayuda de emergencia (medicamentos y alimentos para bebés), junto a zapatos y libros para ayudar a los niños a asistir a la escuela.