Eran cientos los niños italianos y extranjeros que se reunieron con sus familias en el salón parroquial de San Bernabé por invitación de la Comunidad de Sant’Egidio el viernes pasado para pasar una tarde de juegos y espectáculos, unidos por la amistad.
No solo era una fiesta de Carnaval, sino mucho más: a pocos metros del lugar del asesinato de la pequeña Joy y de su padre Zhou Zheng, que marcó dolorosamente el barrio y toda la ciudad de Roma, muchos quisieron demostrar la belleza de convivir y manifestar su deseo de construir una ciudad sin violencia. |