El mes del Ramadán es un mes bendito para los musulmanes, llamado el mes sagrado, tiempo para purificarse de los pecados para acercarse a Alá todopoderoso. Es tradición durante el Ramadán romper el ayuno con la familia en el momento del Maghreb (el ocaso). Pero nuestros amigos pobres, que viven en la calle, no pueden cumplir este rito familiar.
Al igual que en años anteriores, como una forma de amor y en el espíritu de compartir, en el mes del Ramadán de 2013, la Comunidad de Sant'Egidio de Yakarta ha organizado un acto conjunto para el Iftar para los amigos de la calle y los niños de la escuela de la paz. El objetivo de este acto consiste en dar la oportunidad a los amigos de la calle y a los niños de la Escuela de la Paz de seguir las oraciones del Ramadán, para construir una vida espiritual y salir con otros amigos en un clima de intimidad y familiaridad, tan escaso en su vida de cada día.
La gran fiesta se celebró en la Sala de la Biblioteca Nacional. Los niños de la Escuela de la Paz y los amigos de la calle fueron invitados uno a uno con una invitación, como se hace para la comida de Navidad, signo de que se espera a cada uno de ellos y de que cada uno es un amigo especial. Y a cada amigo de la calle se le regala la ropa para la oración, tanto a hombres como a mujeres, para que todos puedan hacer sus oraciones en condiciones, algo que raramente hacen en su vida de cada día.
El encuentro empezó con cantos y bailes, en un clima de fiesta: los amigos de la calle bailaban felices. Luego llegó el momento de la purificación espiritual guiada por un conocido religioso, Ustadz Restu, amigo de la Comunidad, que incluyó a todos en la purificación espiritual. Siguió la interrupción del ayuno con té frío dulce y pastelitos. Luego llegaron las abluciones y las oraciones, muy emocionantes para quien, como los amigos que viven en la calle, dadas las circunstancias, raramente las hacen. Después de la oración, la comida juntos y luego cada uno tenía comida y bebida como regalo. Todos se sintieron felices por esta ocasión de pasar una tarde en un verdadero clima familiar.
Una familia especial, de cientos de personas de etnias e incluso de religiones distintas, pero en la que se respiraba amistad y amor. Esperamos que este clima de familiaridad y de amistad continúe dando vida a nuestras vidas siempre.
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