El 4 de octubre de este año, día de san Francisco, Mozambique celebró su 21 años de paz. Una paz que se firmó en Roma en 1992 gracias a la mediación de Sant'Egidio, que acogió las negociaciones durante más de 27 meses. En todas las ciudades y pueblos del país se han llevado a cabo marchas por la paz y actos organizados por las Comunidades de Sant'Egidio locales junto a las instituciones de la ciudad y a representantes de las religiones, en las que han participado miles de personas. Las manifestaciones han sido especialmente importantes, este año, para un país que está viviendo un periodo de fuertes tensiones políticas y de crecimiento de la violencia.
La comunidad de Sant'Egidio lo recordó en su mensaje, sin esconder la preocupación, sobre todo por los crecientes episodios de violencia en muchos lugares del país. En el mensaje se recuerdan también muchos países del mundo que son víctimas de guerras y de violencia difusa, y se pide, como ha hecho el papa Francisco, que se rece por ellos. La Comunidad, no obstante, no manifiesta preocupación sino también esperanza por el futuro: "Hace falta –se lee en el mensaje–
una sociedad civil que defienda todos los derechos, incluso el de la vida, una sociedad que sea capaz de construir una cultura de paz que convierta la violencia y la guerra en algo inaceptable. ¡Hoy tenemos un sueño!
Un sueño que queremos hacer realidad y por el que queremos trabajar. Hoy tenemos un sueño de paz, el sueño de que un pueblo no levante más la mano contra otro pueblo, que un hombre no levante más la mano contra otro hombre. No tenemos miedo de la esperanza –continúa el mensaje, refiriéndose al Encuentro Internacional de Oración por la Paz, "La valentía de la esperanza", apenas finalizado en Roma– en un futuro de paz".
Las celebraciones del 4 de octubre estuvieron precedidas, en los meses anteriores, por numerosas conferencias y asambleas en las escuelas, en los barrios y en las universidades, para recordar, sobre todo a los más jóvenes, la historia del proceso que llevó a la paz en Mozambique y para destacar la importancia de un regalo recibido y que no se puede malgastar. La herencia de la paz es una bendición para el país, pero también es un compromiso para todos, un compromiso a defenderla y a no caer en la espiral de violencia del que fácilmente somos víctimas.
En todo este periodo muchas han sido las entrevistas a representantes locales de la Comunidad sobre el tema de la paz, de la no violencia y de las negociaciones de Roma. La Comunidad de Sant'Egidio es desde siempre nombre de paz y continúa siendo un referente y una voz autorizada en el país.
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