”El islam es una religión del diálogo: representa "un sistema mundial abierto, que nunca quiere levantar barreras entre los musulmanes y los demás. Al contrario, los musulmanes deben acercarse a los demás con el corazón abierto, con el objetivo de llegar a esclarecer las cuestiones y no de atacar a todo aquel que presente alguna objeción, puesto que eso no ayuda al diálogo y a la comprensión". Es una defensa apasionada de la aportación que la civilización islámica ha hecho a lo largo de los siglos al crecimiento global de la humanidad, la que hizo en la sesión inaugural del XXVIII Encuentro Internacional por la Paz de Sant'Egidio el Gran Muftí de la República Árabe de Egipto Shawki Ibrahim Abdel-Karim Allam, promotor de un islam que no se considera superior respecto a las demás religiones, sino que considera "compañeros nuestros" a todos aquellos "que trabajan por el avance constructivo del mundo".
Elegido en febrero de 2014 para el cargo más prestigioso del universo teológico suní, el Gran Muftí de Egipto siempre ha propugnado ideas moderadas e iluminadas. En su intervención de hoy ha afirmado que el diálogo es "una responsabilidad atribuida a los musulmanes por la naturaleza de su religión", una práctica virtuosa que"hemos aprendido de la clara, incontaminada y sabia lección de la gran universidad de Al-Azhar y no de algunos autoproclamados seguidores que han intentado dibujar una imagen distorsionada del islam como fe aislacionista". "Cuando los musulmanes se dirigen al Libro del Señor y a la Suna de su Profeta –ha continuado– descubren qu ele diálogo, y no el enfrentamiento, es su deber. El diálogo es un proceso de exploración y de conocimiento del otro y también es un modo de esclarecer las posiciones de cada uno".
En cuanto a los partidarios de un islam extremista y radical, según el Gran Muftí de El Cairo se trata de "personas laicas que se erigen en autoridades religiosas, aunque les falten elementos que les cualifiquen para interpretar válidamente la ley religiosa y moral"; una actitud "excéntrica y rebelde hacia la religión" que "abre a puerta a interpretaciones extremistas del islam, que son extrañas". Básicamente, personas a las que no habría que dar demasiada importancia. En cambio, es deber de todos "erradicar esta amenaza que afecta a todo el mundo". "Que quede claro –ha terminado diciendo– que el islam está contra el extremismo y el terrorismo de manera absoluta, pero si no comprendemos los factores que contribuyen a justificar el terrorismo y el extremismo, jamás podremos erradicar esta epidemia". |