AJN.- En la Catedral Metropolitana de la Ciudad de Buenos Aires se efectuó ayer, lunes, una conmemoración interreligiosa por el 20º aniversario del atentado a la AMIA, que se cumplirá el viernes, la cual fue organizada por la Comisión de Ecumenismo y Diálogo Interreligioso de la Arquidiócesis de Buenos Aires y la Comunidad de Sant’Egidio, por expreso pedido de un grupo de familiares de víctimas.
 
El arzobispo de Buenos Aires, cardenal Mario Poli, leyó una serie de versículos de la Torá relacionados con la tarea del juez y la justicia, como “No divulgarás falsos rumores”, “No te pondrás de parte del culpable dando testimonio a favor de una injusticia”, “No seguirás a la mayoría para hacer el mal, ni atestiguarás en un proceso plegándote a la mayoría para conculcar el derecho” y “Permanecerás alejado de las causas falsas y no harás morir al inocente ni al que está en su derecho porqué Yo no absolveré al culpable, dice el Señor”, todos los cuales “forman parte del consejo que se suma a las normas que tienen los jueces del Pueblo de Israel”.
 
También citó del capítulo primero de Deuteronomio: “Di esta orden al juez: escuchen a sus hermanos y hagan justicia cuando tengan un pleito entre ellos o con un extranjero” y “No sean parciales en los juicios; escuchen a los humildes lo mismo que a los poderosos”.
 
“Como vemos, el deseo de ordenar la convivencia humana según los principios de la Ley Divina llevó al Pueblo de D’s a instituir jueces para que administrasen justicia; en el texto del Deuteronomio que hemos proclamado se pide que los jueces tengan integridad en el ejercicio de su ministerio”, subrayó el religioso católico.
 
“La misma posesión de la tierra y el cumplimiento de las promesas están sujetos a la búsqueda sincera y permanente de la justicia, y ésta debe justificar al inocente; es decir, absolverlo y rehabilitarlo en su derecho, como sentencia el libro de Proverbios”, continuó.
 
“La Biblia, por la boca de los profetas, denuncia vigorosamente la desatención de los jueces y los gobernantes y anuncia como consecuencia desórdenes, falta de convivencia, infortunios; los profetas tienen la misión de promover la conciencia de la dimensión moral y religiosa de la injusticia y la consideran una verdadera violación y ultraje a la santidad de un D’s personal”, enseñó Poli.
 
“Los salmos, en cambio, vienen en nuestra ayuda y nos traen el consuelo de D’s; cuando decimos ‘consuelo de la fe’, los cristianos no entendemos una palabra devaluada, es D’s que nos pone una mano en el hombro y nos dice: ‘seguí caminando en la justicia’”, diferenció.
 
“Los salmos depositan las justicia en manos de D’s porque solo Él es justo y hace justicia con el huérfano, el forastero y la viudas; son los pequeños los predilectos de D’s, los pobres que esperan una justicia largamente esperada”, prosiguió el arzobispo de Buenos Aires.
 
“Los salmos nos traen un consuelo fundamentado en la justicia”, sintetizó.
 
En referencia al atentado a la AMIA, Poli destacó los “veinte años de tragedia, dolor y desconsuelo” transcurridos.
 
“Dejemos que nuestro corazón, en primer lugar, se deje consolar por D’s” porque “el consuelo de D’s siempre viene de la mano de la justicia, de la paz, que es madre del amor; el consuelo nos trae la serena alegría de saber que el tiempo, que los injustos creen que corre a su favor, es la paciencia de D’s”, recomendó.
 
“Sabemos que D’s es justo y va a proponer las causas de la justicia, en Él ponemos nuestra confianza”, finalizó el arzobispo de Buenos Aires.
 
Por su parte, el rabino y diputado nacional Sergio Bergman centró sus palabras en el versículo “Justicia, justicia perseguirás” y afirmó que de acuerdo a los maestros de la tradición judía, la repetición de la palabra “hace mención a dos dimensiones de la misma”, que en la “finitud humana” no siempre se logran “aceptar y asumir”: la divina y la terrenal.
 
Ante la primera “no tenemos otra posibilidad, desde lo humano, que su aceptación”, mientras que la otra “es imperfecta, es cierto; sin embargo, es nuestra posibilidad de hacer aquí, en la tierra, algo del cielo cuando la justicia no la esperamos, sino que la buscamos, la trabajamos y la instituimos” porque ella “no es un anhelo, es un valor, pero no un valor que se enuncia, sino una virtud que se sostiene cuando se instituye”, aseguró.
 
“Es por eso que no solamente de nuestra confesión, sino de esta sociedad que quiere vivir en comunidad instituimos la justicia como uno de los pilares de nuestra nación; pero como tantas veces se ha dicho en este mismo recinto sagrado, la patria es un don, pero la nación es una tarea y es por eso que, veinte años después, les debemos a las víctimas, a los familiares y a nosotros una justicia que pacífica, humilde y cotidianamente tenemos que perseguir porque no la tenemos”, propuso el religioso judío.
 
“No es una justicia que busca ajustar cuentas y venganza, la venganza y el rencor no nos pacifican; en la división no solamente nos desunimos, sino que dividimos, en lugar de multiplicar”, advirtió.
 
“Por eso hoy nos reunimos no solo para elevar nuestra oración al cielo, no solo para el abrazo que dé consuelo, sino para trabajar y caminar juntos por el mismo camino, donde nos tenemos que encontrar celebrando nuestras diferencias, firmemente unidos”, alentó Bergman.
 
“Para que haya paz hace falta la verdad; no medias verdades que son mentiras, sino verdades completas que nos debemos y les debemos para que la paz que trae la verdad se arraigue en la justicia”, concluyó.
 
A continuación, dignatarios religiosos en representación de la comunidad judía, el Centro Islámico Salam, la Iglesia Metodista Argentina, la Iglesia Apostólica Armenia, la Iglesia Ortodoxa Griega del Patriarcado de Constantinopla y la Iglesia Presbiteriana de San Andrés elevaron oraciones en pos de la justicia y la paz.
 
Al finalizar el acto se colocó una placa conmemorativa de las víctimas del atentado a la AMIA en la capilla donde están conservadas las memorias judías relacionadas con la Shoá.
 
Entre los asistentes se encontraban una significativa cantidad de familiares de víctimas del atentado a la AMIA; los presidentes de la DAIA, Julio Schlosser; B’Nai B’Rith Argentina, Mario Wilheim; y el Museo del Holocausto, Claudio Avruj, también subsecretario de Derechos Humanos y Pluralismo Cultural de la Ciudad de Buenos Aires; el secretario general de la AMIA, Mario Sobol; el director para América Latina del Centro Simon Wiesenthal, Sergio Widder, los rabinos Abraham Skorka y Daniel Goldman¸ y el ex titular de la AMIA Abraham Kaul, entre otros dirigentes de la comunidad judía.