LA PREGÀRIA CADA DIA

Oración por la Iglesia
Paraula de déu cada dia

Oración por la Iglesia

Oración por la unidad de los cristianos. Recuerdo especial de las antiguas Iglesias de Oriente (siria ortodoxa, copta, armenia, etíope, siria malabar) y de la Iglesia asiria. Llegir més

Libretto DEL GIORNO
Oración por la Iglesia
Jueves 20 de enero

Oración por la unidad de los cristianos. Recuerdo especial de las antiguas Iglesias de Oriente (siria ortodoxa, copta, armenia, etíope, siria malabar) y de la Iglesia asiria.


Lectura de la Palabra de Dios

Aleluya, aleluya, aleluya.

Yo soy el buen pastor,
mis ovejas escuchan mi voz
y devendrán
un solo rebaño y un solo redil.

Aleluya, aleluya, aleluya.

1Samuel 18,6-9; 19,1-7

A su regreso, cuando volvió David de matar al filisteo, salían las mujeres de todas la ciudades de Israel al encuentro del rey Saúl para cantar danzando al son de adufes y triángulos con cantos de alegría. Las mujeres, danzando, cantaban a coro: "Saúl mató sus millares
y David sus miríadas. Irritóse mucho Saúl y le disgustó el suceso, pues decía: "Dan miríadas a David y a mí millares; sólo le falta ser rey." Y desde aquel día en adelante miraba Saúl a David con ojos de envidia. Saúl dijo a su hijo Jonatán y a todos sus servidores que haría morir a David; pero Jonatán, hijo de Saúl, amaba mucho a David, y avisó Jonatán a David diciéndole: "Mi padre Saúl te busca para matarte. Anda sobre aviso mañana por la mañana; retírate a un lugar oculto y escóndete. Yo saldré y estaré junto a mi padre en el campo, donde tú estés, y hablaré por ti a mi padre; veré lo que hay y te avisaré." Habló Jonatán a Saúl su padre en favor de David y dijo: "No peque el rey contra su siervo David, porque él no ha pecado contra ti, sino que te ha hecho grandes servicios. Puso su vida en peligro, mató al filisteo y concedió Yahveh una gran victoria para todo Israel. Tú lo viste y te alegraste. ¿Por qué, pues, vas a pecar contra sangre inocente haciendo morir a David sin motivo?" Escuchó Saúl las palabras de Jonatán y juró: "¡Vive Yahveh!, no morirá." Llamó entonces Jonatán a David, le contó todas estas palabras y llevó a David donde Saúl, y se quedó a su servicio como antes.

 

Aleluya, aleluya, aleluya.

Les doy un mandamiento nuevo:
que se amen los unos a los otros.

Aleluya, aleluya, aleluya.

El texto se abre con una de las más bellas descripciones de la amistad que se encuentra en la Biblia, la que existe entre Jonatán y David. Ya desde el primer encuentro, ambos se sienten inmediatamente "unidos" el uno al otro de por vida. La amistad llega hasta la identificación del uno en el otro. Este es el sentido del "pacto" que establecen entre ellos. La entrega de sus vestidos y de sus armas que hace Jonatán a David es mucho más que el simple acto de generosidad del príncipe hacia el joven pastor que no tiene ni vestidos adecuados para la corte ni armas para combatir. Jonatán se reconoce a sí mismo en David en un lazo imperecedero. También Saúl se complace de David por los éxitos en las misiones militares que sigue confiándole. La fama del joven condotiero es cada vez más amplia. El rey, dominado por fuertes sentimientos de celos, comienza a pensar que David puede ser una amenaza: el joven puede arrebatarle el trono. Sin embargo, Saúl necesita a David, es el único que le ayuda en su enfermedad. Pero la envidia le empuja a pensamientos homicidas: trata de matarlo mientras está tocando para aliviar sus dolores. Sucesivamente le confía misiones peligrosas que en realidad David lleva siempre a cumplimiento con éxito, ganándose todavía más el favor del pueblo. Saúl está ya convencido de que David representa para él una amenaza intolerable. Y si antes trataba de eliminarlo de forma indirecta, ahora quiere hacerlo abiertamente. La envidia ciega; no solo no deja ver el bien, sino que lo transforma todo en hastío hasta llegar a eliminar a quien, como en este caso, no ha hecho más que el bien. Gracias a la amistad con Jonatán, Dios impide de todas las maneras que Saúl lleve a término su proyecto. Esta historia antigua nos recuerda lo que Pablo escribe a los romanos: "No te dejes vencer por el mal antes bien, vence al mal con el bien" (Rm 12,21).

PARAULA DE DÉU CADA DIA: EL CALENDARI

La pregària és el cor de la vida de la Comunitat de Sant’Egidio, la seva primera "obra". Al final del dia, totes les Comunitats, tant si són grans com si són petites, es reuneixen al voltant del Senyor per escoltar la seva Paraula i dirigir-s'hi en la seva invocació. Els deixebles només poden estar als peus de Jesús, com Maria de Betània, per triar la "millor part" (Lc 10,42) i aprendre'n els seus mateixos sentiments (cfr. Flp 2,5).

Sempre que la Comunitat torna al Senyor, fa seva la súplica del deixeble anònim: "Senyor, ensenya'ns a pregar" (Lc 11,1). I Jesús, mestre de pregària, respon: "Quan pregueu, digueu: Abbà, Pare".

Quan preguem, encara que ho fem dins del cor, mai no estem aïllats ni som orfes, perquè en tot moment som membres de la família del Senyor. En la pregària comuna es veu clarament, a més del misteri de la filiació, el de la fraternitat.

Les Comunitats de Sant'Egidio que hi ha al món es reuneixen als diferents llocs que destinen a la pregària i presenten al Senyor les esperances i els dolors dels homes i les dones "malmenats i abatuts" de què parla l'Evangeli (Mt 9,36). En aquella gent d'aleshores s'inclouen els habitants de les ciutats contemporànies, els pobres que són marginats de la vida, tots aquells que esperen que algú els contracti (cfr. Mt 20).

La pregària comuna recull el crit, l'aspiració, el desig de pau, de guarició, de sentit de la vida i de salvació que hi ha en els homes i les dones d'aquest món. La pregària mai no és buida. Puja incessantment al Senyor perquè el plor es transformi en joia, la desesperació en felicitat, l'angoixa en esperança i la solitud en comunió. I perquè el Regne de Déu arribi aviat als homes.