LA PREGÀRIA CADA DIA

Lunes santo
Paraula de déu cada dia

Lunes santo

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Recuerdo de los mártires a causa del Evangelio. Recuerdo de san Estanislao (+1079), obispo de Cracovia y mártir. Defendió a los pobres, la dignidad del hombre y la libertad de la Iglesia y del Evangelio.
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Libretto DEL GIORNO
Lunes santo
Lunes 11 de abril

Lunes santo
Recuerdo de los mártires a causa del Evangelio. Recuerdo de san Estanislao (+1079), obispo de Cracovia y mártir. Defendió a los pobres, la dignidad del hombre y la libertad de la Iglesia y del Evangelio.


Lectura de la Palabra de Dios

Gloria a ti, oh Señor, sea gloria a ti

Este es el Evangelio de los pobres,
la liberación de los prisioneros,
la vista de los ciegos,
la libertad de los oprimidos.

Gloria a ti, oh Señor, sea gloria a ti

Juan 12,1-11

Seis días antes de la Pascua, Jesús se fue a Betania, donde estaba Lázaro, a quien Jesús había resucitado de entre los muertos. Le dieron allí una cena. Marta servía y Lázaro era uno de los que estaban con él a la mesa. Entonces María, tomando una libra de perfume de nardo puro, muy caro, ungió los pies de Jesús y los secó con sus cabellos. Y la casa se llenó del olor del perfume. Dice Judas Iscariote, uno de los discípulos, el que lo había de entregar: «¿Por qué no se ha vendido este perfume por trescientos denarios y se ha dado a los pobres?» Pero no decía esto porque le preocuparan los pobres, sino porque era ladrón, y como tenía la bolsa, se llevaba lo que echaban en ella. Jesús dijo: «Déjala, que lo guarde para el día de mi sepultura. Porque pobres siempre tendréis con vosotros; pero a mí no siempre tendréis.» Gran número de judíos supieron que Jesús estaba allí y fueron, no sólo por Jesús, sino también por ver a Lázaro, a quien había resucitado de entre los muertos. Los sumos sacerdotes decidieron dar muerte también a Lázaro, porque a causa de él muchos judíos se les iban y creían en Jesús.

 

Gloria a ti, oh Señor, sea gloria a ti

El Hijo del hombre,
ha venido a servir,
quien quiera ser grande
se haga siervo de todos.

Gloria a ti, oh Señor, sea gloria a ti

El Evangelio de Juan abre el relato de la Pasión con la narración de la cena en Betania, en casa de Marta, María y Lázaro, una familia muy querida por Jesús. En esos días de dura lucha con los fariseos y los sacerdotes del templo, la casa de aquellos amigos se había convertido para él en un lugar de reposo. Al igual que para nosotros, faltan tan solo seis días para la Pascua, y Jesús se encuentra nuevamente cenando con ellos. En un cierto momento de la cena, María se levanta, se acerca a Jesús, se arrodilla a sus pies, los unge con un ungüento y luego los seca con sus cabellos. Es un gesto de amor que perfuma de forma gratuita y llena la casa. Cada gesto de amor, incluso el más pequeño, expande su perfume, su fuerza. El pensamiento de Judas es muy distinto: para él aquel gesto tan lleno de amor es un derroche inútil. La avidez, el deseo de poseer, le ciega. Jesús responde directamente a Judas: "Déjala". Aquel ungüento anticipa el óleo con el que su cuerpo será ungido antes de la sepultura. En efecto, dentro de poco empieza su "vía crucis", hasta la muerte. De entre todos ellos, solo María ha comprendido que Jesús va a ser condenado a muerte, y por eso necesita un cariño y una cercanía especial, exagerada, como siempre lo es el amor apasionado.
En ese gesto tan tierno y lleno de amor, un amor que se construye a base de gestos simples y concretos, se simboliza el camino de la salvación: estando junto a los pobres, los débiles, los ancianos, estamos junto al mismo Jesús. Es en este sentido que Jesús dice: "Los pobres los tendréis siempre con vosotros". Ellos podrían decirnos cuánto necesitan el perfume de la amistad y el cariño.

La pregària és el cor de la vida de la Comunitat de Sant’Egidio, la seva primera "obra". Al final del dia, totes les Comunitats, tant si són grans com si són petites, es reuneixen al voltant del Senyor per escoltar la seva Paraula i dirigir-s'hi en la seva invocació. Els deixebles només poden estar als peus de Jesús, com Maria de Betània, per triar la "millor part" (Lc 10,42) i aprendre'n els seus mateixos sentiments (cfr. Flp 2,5).

Sempre que la Comunitat torna al Senyor, fa seva la súplica del deixeble anònim: "Senyor, ensenya'ns a pregar" (Lc 11,1). I Jesús, mestre de pregària, respon: "Quan pregueu, digueu: Abbà, Pare".

Quan preguem, encara que ho fem dins del cor, mai no estem aïllats ni som orfes, perquè en tot moment som membres de la família del Senyor. En la pregària comuna es veu clarament, a més del misteri de la filiació, el de la fraternitat.

Les Comunitats de Sant'Egidio que hi ha al món es reuneixen als diferents llocs que destinen a la pregària i presenten al Senyor les esperances i els dolors dels homes i les dones "malmenats i abatuts" de què parla l'Evangeli (Mt 9,36). En aquella gent d'aleshores s'inclouen els habitants de les ciutats contemporànies, els pobres que són marginats de la vida, tots aquells que esperen que algú els contracti (cfr. Mt 20).

La pregària comuna recull el crit, l'aspiració, el desig de pau, de guarició, de sentit de la vida i de salvació que hi ha en els homes i les dones d'aquest món. La pregària mai no és buida. Puja incessantment al Senyor perquè el plor es transformi en joia, la desesperació en felicitat, l'angoixa en esperança i la solitud en comunió. I perquè el Regne de Déu arribi aviat als homes.