LA PREGÀRIA CADA DIA

Oración de la Santa Cruz
Paraula de déu cada dia

Oración de la Santa Cruz

Recuerdo de Floribert Bwuana Chui, joven congoleño de la Comunidad de Sant'Egidio asesinado por unos desconocidos en 2007 en Goma porque no cedió a la corrupción. Llegir més

Libretto DEL GIORNO
Oración de la Santa Cruz
Viernes 8 de julio

Recuerdo de Floribert Bwuana Chui, joven congoleño de la Comunidad de Sant'Egidio asesinado por unos desconocidos en 2007 en Goma porque no cedió a la corrupción.


Lectura de la Palabra de Dios

Aleluya, aleluya, aleluya.

Este es el Evangelio de los pobres,
la liberación de los prisioneros,
la vista de los ciegos,
la libertad de los oprimidos.

Aleluya, aleluya, aleluya.

Oseas 14,2-10

Vuelve, Israel, a Yahveh tu Dios,
pues has tropezado por tus culpas. Tomad con vosotros palabras,
y volved a Yahveh.
Decidle: "Quita toda culpa;
toma lo que es bueno;
y en vez de novillos te ofreceremos nuestros labios. Asiria no nos salvará,
no montaremos ya a caballo,
y no diremos más "Dios nuestro" a la obra de nuestros
manos,
oh tú, en quien halla compasión el huérfano." - Yo sanaré su infidelidad,
los amaré graciosamente;
pues mi cólera se ha apartado de él, seré como rocío para Israel:
él florecerá como el lirio,
y hundirá sus raíces como el Líbano. Sus ramas se desplegarán,
como el del olivo será su esplendor,
y su fragancia como la del Líbano. Volverán a sentarse a mi sombra;
harán crecer el trigo,
florecerán como la vid,
su renombre será como el del vino del Líbano. Efraím... ¿qué tiene aún con los ídolos?
Yo le atiendo y le miro.
Yo soy como un ciprés siempre verde,
y gracias a mí se te halla fruto. ¿Quién es sabio para entender estas cosas,
inteligente para conocerlas?:
Que rectos son los caminos de Yahveh,
por ellos caminan los justos,
mas los rebeldes en ellos tropiezan.

 

Aleluya, aleluya, aleluya.

El Hijo del hombre,
ha venido a servir,
quien quiera ser grande
se haga siervo de todos.

Aleluya, aleluya, aleluya.

No podemos presentarnos ante Dios de manera improvisada y con prisas. Ser conscientes de nuestro pecado, pedir perdón y tener en cuenta nuestra necesidad son las premisas indispensables para dejar que Dios entre en nuestro corazón y lo cure. Exhorta el profeta Oseas: "Preparaos unas palabras". El encuentro con Dios requiere interioridad, es decir ser conscientes de los límites que tenemos y de la necesidad que tenemos de ser salvados, sabiendo que solo en Dios está nuestra salvación. Pensemos en el tormento interior que vivió el hijo pródigo del que habla la parábola del Evangelio de Lucas. La tristeza de su situación y la conciencia del pecado que cometió fueron indispensables para tomar la decisión de volver a casa del padre. Aquel hijo prepara las palabras que dirá al volver, aunque luego su padre no le dejará ni siquiera pronunciarlas. La conversión, es decir, el arrepentimiento y la decisión de volver a la casa de Dios, comporta renunciar a la esclavitud de los ídolos y a los instrumentos de guerra (los caballos) para optar en su lugar por los sacrificios espirituales a Dios que es misericordia: "Asiria no nos salvará, no montaremos a caballo, y no diremos más 'Dios nuestro' a la obra de nuestras manos, oh tú, en quien halla compasión el huérfano". El perdón y el amor que ofrece Dios obran el milagro: Israel recupera la salud del corazón y vive una nueva primavera. La vida de quien convierte su corazón y vuelve al Señor es vista como un jardín exuberante y una fuente que puede dar cobijo y calmar la sed a todos los que se le acercan.

La pregària és el cor de la vida de la Comunitat de Sant’Egidio, la seva primera "obra". Al final del dia, totes les Comunitats, tant si són grans com si són petites, es reuneixen al voltant del Senyor per escoltar la seva Paraula i dirigir-s'hi en la seva invocació. Els deixebles només poden estar als peus de Jesús, com Maria de Betània, per triar la "millor part" (Lc 10,42) i aprendre'n els seus mateixos sentiments (cfr. Flp 2,5).

Sempre que la Comunitat torna al Senyor, fa seva la súplica del deixeble anònim: "Senyor, ensenya'ns a pregar" (Lc 11,1). I Jesús, mestre de pregària, respon: "Quan pregueu, digueu: Abbà, Pare".

Quan preguem, encara que ho fem dins del cor, mai no estem aïllats ni som orfes, perquè en tot moment som membres de la família del Senyor. En la pregària comuna es veu clarament, a més del misteri de la filiació, el de la fraternitat.

Les Comunitats de Sant'Egidio que hi ha al món es reuneixen als diferents llocs que destinen a la pregària i presenten al Senyor les esperances i els dolors dels homes i les dones "malmenats i abatuts" de què parla l'Evangeli (Mt 9,36). En aquella gent d'aleshores s'inclouen els habitants de les ciutats contemporànies, els pobres que són marginats de la vida, tots aquells que esperen que algú els contracti (cfr. Mt 20).

La pregària comuna recull el crit, l'aspiració, el desig de pau, de guarició, de sentit de la vida i de salvació que hi ha en els homes i les dones d'aquest món. La pregària mai no és buida. Puja incessantment al Senyor perquè el plor es transformi en joia, la desesperació en felicitat, l'angoixa en esperança i la solitud en comunió. I perquè el Regne de Déu arribi aviat als homes.