Davant els migrants "No perdem la humanitat". Catòlics i protestants italians fan una crida comuna a la setmana per la unitat dels cristians

Comunidad de Sant'Egidio, Federación de Iglesias Evangélicas de Italia, CEI, Mesa Valdense

“No perdamos la humanidad”

En la semana de oración por la unidad de los cristianos, los católicos y los evangélicos hacen un llamamiento común: "En el tema de la inmigración hay que cambiar el lenguaje y actuar: salvar a quien está en peligro, ampliar los corredores humanitarios y abrir nuevas vías de entrada regular”.

En ocasión de la semana de oración por la unidad de los cristianos, católicos y protestantes italianos hacen un llamamiento común para que se siga viviendo un espíritu de humanidad y de solidaridad ante los migrantes. Si tener dicha actitud ante quien abandona su país arriesgando su vida en el desierto y en el mar es un deber para todos, para los cristianos se trata de una obligación moral. Por eso durante la semana dedicada a la unidad de los cristianos (18-25 de enero), en todo el mundo hemos sentido la necesidad de unir nuestras voces, del mismo modo que juntos hemos trabajado en muchas ocasiones en el ámbito de la inmigración y hemos logrado poner en marcha los primeros corredores humanitarios, que son fruto de la Comunidad de Sant’Egidio, de la Federación de Iglesias Evangélicas de Italia, de la Mesa Valdense, de la CEI y de Cáritas italiana.
 "En la ocasión en la que celebramos el don de la unidad y de la fraternidad entre cristianos, queremos explicar a todo el mundo que para nosotros ayudar a quien lo necesita no es un gesto buenista, de ingenuo altruismo o, aún peor, de conveniencia, sino que es la esencia misma de nuestra fe. Nos causa un fuerte dolor y nos desconcierta la superficial y repetitiva retórica con la que desde hace meses se hace frente al tema de las migraciones globales, perdiendo de vista que tras los flujos de personas, los desembarcos y las estadísticas hay hombres, mujeres y niños a quienes se niega derechos humanos fundamentales: tanto en los países de los que huyen como en los países por donde pasan –como Libia–, terminan en campos de detención donde es difícil sobrevivir. Señalarlos como una amenaza para nuestro bienestar, definirlos como potenciales criminales o parásitos de nuestra acogida traiciona la historia de los inmigrantes –también los italianos–, que han contribuido al crecimiento económico, social y cultural de muchos países.  Por eso hacemos un llamamiento para que el enfrentamiento político no haga perder el respeto debido a las personas y a sus historias de sufrimiento".
Más allá del método, el documento ecuménico afronta problemas de fondo: 
"Una política migratoria que no abra nuevas vías seguras y legales de acceso a Europa está fatalmente destinada a incentivar la inmigración irregular. Por eso pedimos a los distintos países europeos que dupliquen o, en cualquier caso, amplíen los corredores humanitarios, que empezaron en Italia a principios de 2016. Ya ha terminado la fase de experimentación y los resultados, positivos en muchos aspectos, están a la vista de todos. Cabe esperar, pues, que se pase a una generalización de este modelo, que salva a la gente de los traficantes de personas y fomenta la integración. Por eso nos dirigimos directamente al Gobierno italiano para que amplíe la cuota de beneficiarios que son acogidos en nuestro país e impulse un 'corredor humanitario europeo', gestionado por la UE y por una red de varios países, que prevea un sistema adecuado de patrocinio".
El documento afronta también el problema de los salvamientos en el mar: "A corto plazo, en cambio, mientras se busca un consenso europeo sobre estas medidas, hay que garantizar el salvamiento en el mar, que no se puede reducir una política de expulsión o simplemente de cerrar las puertas. Los migrantes no pueden ser víctimas tres veces: por las persecuciones, por quien les retiene en los campos que –como ha certificado repetidamente la ONU– no respetan los derechos humanos fundamentales y por quienes les expulsan enviándolos a esos campos y a esas humillaciones. Para los que somos cristianos, así como para todo ser humano, negar el auxilio a quien yace en un camino o a quien corre el peligro de ahogarse es un comportamiento que solo puede provocar vergüenza. Por eso pedimos que aumenten las actuales actividades de auxilio que llevan a cabo los militares, la guarda costera y las ONG, respetando siempre las normas del mar y del derecho humanitario".  
El texto termina con un llamamiento a crear un consenso sobre algunos elementos básicos en torno a los cuales las Iglesias se muestran dispuestas a hacer una contribución: "El tema de la inmigración provoca divisiones pero es tan serio y grave que solo se puede afrontar buscando una plataforma mínima de actuaciones y procedimientos compartidos. Eso es lo que deseamos que se logre y por eso ofrecemos nuestra disposición, nuestra experiencia y nuestros medios para colaborar con las autoridades italianas y con las europeas".

Roma, 22 de enero de 2019

Pastor Eugenio Bernardini, Moderador de la Mesa Valdense
Profesor Marco Impagliazzo, presidente de la Comunidad de Sant'Egidio
Pastor Luca M. Negro, Presidente de la Federación de iglesias evangélicas de Italia
Monseñor Stefano Russo, Secretario general de la Conferencia Episcopal Italiana