Los cristianos sufren, pongamos fin a las masacres. Andrea Riccardi habla de "el martirio de hoy"

Comprender el cristianismo como una comunidad humilde, sufriente, pobre.

Comprender el cristianismo como una comunidad humilde, sufriente, pobre.
Los cristianos sufren, pongamos fin a las masacres
El suyo, dice Francisco, es el "martirio de hoy". No podemos asistir impotentes a lo que pasa
Andrea Riccardi, en Familia Cristiana

Los cristianos sufren en muchas partes del mundo. En octubre el Estado Islámico asesinó a tres cristianos asirios en Siria. Aquel acto no provocó reacciones, entre otros motivos porque los asirios son un grupo mal visto por varios sectores cristianos a causa de una antigua desconfianza. Lo sucedido es una señal preocupante, entre otros motivos porque hay 253 asirios secuestrados por Estado Islámico. Los terroristas piden un rescate. Su obispo, Afram Athnil, que vive entre el territorio de los curdos y el de Assad, escribió al Ejército Islámico declarando que los cristianos son pacíficos y no participan en los combates. Por desgracia nadie secundó su petición. Aun así, a pesar de la debilidad de su Iglesia, logró liberar a más de 150 de los suyos.

Así sufren los cristianos. El papa Francisco ha hablado de "martirio contemporáneo". Hoy día tal vez los medios de comunicación prestan mayor atención a los perseguidos. Hace unos días dieron la noticia de unos tristes acontecimientos en Filipinas: nueve cristianos fueron asesinados y un pueblo fue atacado por los rebeldes islámicos. ¿Qué se puede hacer? No hay una respuesta fácil. Pero no debemos resignarnos a su sufrimiento como algo normal. La guerra, además, siempre empeora su situación: los conflictos de Iraq y Siria han destruido las comunidades cristianas. ¡Hace falta paz ya! Pero eso no basta. A veces los cristianos son un objetivo por su vida pacífica o por su fe. Para los extremistas islámicos atacarles es una especie de legitimación. Es necesario estar atento a las situaciones de riesgo que viven: es una exigencia que interroga a la Iglesia católica, a las demás iglesias o a los organismos ecuménicos. ¿No se puede prevenir o ayudar más? No siempre es fácil. Pero no podemos quedarnos impasibles. Donde sea posible hay que intentar intervenir con inteligencia, solidaridad y participación de la comunidad internacional.
No debemos avergonzarnos de decir –como ha hecho el Papa– que actualmente los cristianos son la comunidad religiosa más perseguida del mundo. Se trata de una lección humana para nosotros, que vivimos seguros. Nos pide a todos nosotros una oración y solidaridad hacia todos los que sufren. Y también nos ayuda a  comprender el cristianismo como una comunidad humilde, sufriente, pobre. No para fomentar el victimismo o legitimar "cruzadas", sino para entender mejor la realidad del cristianismo hoy y vivir en consecuencia.