Si nosotros aprendiéramos esto, es decir el servicio, y a salir al encuentro de los demás, cómo cambiaría el mundo

Una persona que dice ser cristiana y no es capaz de salir al encuentro de los demás, de encontrar a los demás, no es totalmente cristiana. Tanto el servicio como el encuentro requieren Salir de sí mismos: salir para servir y salir para encontrar, para abrazar a otra persona. Con este servicio de María, con este encuentro, se renueva la promesa del Señor, se pone en práctica en el presente, en aquel presente. Y precisamente el Señor – como hemos escuchado en la primera Lectura: ‘El Señor tu Dios está en medio de ti” – el Señor está en el servicio, el Señor está en el encuentro.

Si nosotros aprendiéramos esto, es decir el servicio, y a salir al encuentro de los demás, cómo cambiaría el mundo. Quisiera subrayar sólo dos cosas: primero: una actitud; y segundo: un hecho. La actitud es el servicio.

Homilía en Santa Marta, 31 de mayo de 2016