Corredores humanitarios: un proyecto ecuménico para acoger e integrar

Comunicado conjunto
En ocasión de la Fiesta de la República del 2 de junio, y ante las tragedias que siguen produciéndose en el mar, las tres organizaciones impulsoras de los primeros #CorredoresHumanitarios que se han llevado a cabo en Europa difunden un llamamiento para que se creen canales permanentes de acogida y se facilite la integración.

La semana que dejamos atrás han muerto en el mar Mediterráneo al menos 800 personas que, huyendo del hambre, de las persecuciones y de la guerra intentaban llegar a Europa. No han muerto por la violencia del mar sino por la indiferencia de aquel que no quiere entender que los emigrantes que llegan exhaustos a nuestras costas no son aventureros atraídos por el bienestar de Occidente sino hombres, mujeres y niños que huyen de tragedias distintas y relacionadas entre sí: guerras, pobreza, desertificación, bombardeos, deportaciones y torturas. El rápido aumento de menores muchas veces no acompañados por ninguno de sus padres muestra el grave nivel al que ha llegado la crisis.
Frente a la que se está convirtiendo en una rutina de la muerte, como cristianos luchamos contra la que el papa Francisco, no por casualidad en Lampedusa, denominó la "globalización de la indiferencia". Es nuestra conciencia de personas que han conocido y confiesan el amor de Cristo lo que nos impulsa a hacer lo que está a nuestro alcance para proteger a las personas más vulnerables, acogerlas en lugares seguros y acompañarlas en su camino de integración en nuevos países. Y es la vocación cristiana a la paz y a la justicia para todos –no solo para nosotros– lo que nos hace decir, con las palabras del Secretario General del Consejo ecuménico de las iglesias, el pastor Olav Fykse Tveit, que estas migraciones "tienen causas profundas que nosotros tenemos que asumir y combatir juntos en el nombre del Dios de la vida, por la salvación de los emigrantes y de toda la familia humana".
En este espíritu, católicos y protestantes juntos hemos propuesto y lanzado la experiencia de los "Corredores humanitarios" que en base a un protocolo suscrito con los Ministerios de Interior y de Exteriores, ya han traído a Italia a unos 200 migrantes que huyen de Iraq y de Siria. Son personas vulnerables y que necesitan protección –refugiados, mujeres solas, menores, discapacitados o enfermos– a las que hemos proporcionado una vía segura de acceder a Europa. Lo hemos hecho con nuestros recursos para no ser un peso para el sistema de acogida de las instituciones italianas, y damos las gracias a todos aquellos que de muchas maneras y en una medida que no preveíamos han querido ayudarnos y acompañarnos en este servicio. Esa es la señal de una Italia generosa, que entiende la gravedad de la situación de quien huye y llama a nuestras puertas, y que desoye a aquellos que invocan muros imposibles o incluso llegan a pedir el fin del auxilio en el mar porque podría incentivar nuevas llegadas.
Frente a la tragedia que vemos, los "Corredores humanitarios" demuestran ser una alternativa posible, segura y sostenible, para proteger la vida y luchar contra el tráfico de personas en el Mediterráneo. También hemos visto que es posible poner en marcha para quien ya ha llegado con este proyecto un camino de integración en el tejido de nuestra sociedad, empiezan por aprender la lengua. Agradeciendo a las instituciones italianas que han creído en los "Corredores humanitarios" y nos están ayudando a hacer que sean una realidad, en estos días tan llenos de dolor no podemos más que renovar nuestro compromiso para que esta buena práctica se pueda consolidar en Italia, ampliarse a otros países europeos y convertirse en un auténtico canal de acogida reconocido y aplicado a nivel comunitario.
Nos lo pide nuestra fe que nos exhorta a dar de comer a quien tiene hambre y a dar de beber a quien tiene sed; nos lo permite la legislación vigente que admite la concesión de visados por motivos de protección humanitaria; nos lo impone la tradición cultural y jurídica de Europa que nació y se reforzó afirmando el principio de defensa de los derechos humanos y de la protección internacional.
 
Eugenio Bernardini, Moderador de la Mesa Valdesa
Marco Impagliazzo, Presidente de la Comunidad de Sant'Egidio
Luca M. Negro, Presidente de la Federación de iglesias evangélicas de Italia