haciéndolos crecer poco a poco, yendo uno al encuentro del otro.
La historia nos enseña que el camino de la paz requiere una gran tenacidad y continuos pasos, comenzando por los pequeños, haciéndolos crecer poco a poco, yendo uno al encuentro del otro. Precisamente por esto mi deseo es que todos y cada uno den su propia aportación para la paz y la reconciliación.
Como cristianos estamos llamados a reforzar entre nosotros la comunión fraterna, para dar testimonio del Evangelio de Cristo y para ser levadura de una sociedad más justa y solidaria. Por ello toda la visita fue compartida con el Supremo Patriarca de la Iglesia Apostólica armenia, quien me acogió fraternalmente durante tres días en su casa.