Llegada de los corredores humanitarios de Etiopía: “Nos ayudáis a hacer que Italia sea un país mejor”.

“Dos palabras: bienvenidos y agradecimiento. Nos ayudáis a hacer que Italia sea un país mejor, un país que sabe entender el sufrimiento de los demás”.
Así ha hablado Marco Impagliazzo a los 113 refugiados que llegaron ayer por la mañana de Etiopía con el corredor humanitario realizado por Sant'Egidio y Cáritas Italiana. Hombres y mujeres de varios países del Cuerno de África, donde se libran guerras y se desatan violencias a menudo poco conocidas, porque están lejos de la atención de los medios de comunicación, pero no por eso menos graves.
“Hoy vosotros sois acogidos y ya integrados –añadió–, porque os consideramos ya nuestros hermanos, hermanas e hijos. Gracias por recordarnos que el mundo está hecho de mucho sufrimiento, pero que podemos dar una respuesta. No tenemos que cerrar los ojos frente al sufrimiento sino que tenemos que responder con humanidad”.
“Acogida e integración” son los dos caminos que ha indicado el papa Francisco. También lo ha recordado el secretario general de la CEI, monseñor Nunzio Galantino, que ha destacado que “los corredores humanitarios son una posibilidad y una indicación de que se pueden afrontar estos problemas respetando plenamente la legalidad... organismos gubernamentales, realidades humanitarias y realidades de Iglesia pueden hacer milagros cuando se unen”.
Sobre el tema de la integración insistieron también los representantes de los Ministerios de Interior y de Exterior. “Italia no tiene un problema de inmigración sino de integración”, dijo a este propósito el viceministro Mario Giro.
A ese respecto el proyecto de los corredores humanitarios tiene mucho que decir: el modelo de acogida difusa con la participación de comunidades, familias, asociaciones, parroquias, con la inserción de los niños en las escuelas y la enseñanza de la lengua a los adultos está demostrando que la integración no solo es posible sino que, como dijo Impagliazzo, “es nuestro futuro”.