De Eritrea a Italia gracias a un corredor

Un reportaje de "Internazionale"

Parece que la cabeza le pesa una tonelada, de tantos idiomas nuevos que tiene: el italiano y la lengua de signos. Con los ojos bien abiertos Hailú va mirando alternativamente las manos de André y las de Greta, dos niños sordos como él. André escribe algo, luego los dos empiezan a gesticular, haciendo con las manos los movimientos codificados de la lengua de signos. El niño eritreo, de doce años, mira absorto la palabra que queda suspendida en el aire, la captura y la repite. 
"Ya tenía un lenguaje muy gestual", explica Roberta Gherardi, maestra de los talleres lingüísticos para niños sordos del instituto inclusivo de Cossato, en la provincia de Biella. "Con su madre y sus hermanos se entienden porque tienen una manera propia de comunicarse". Es la hora de los talleres de diálogos. El profesor ha dicho a los tres niños que se inventen una conversación, que se convierte en una lección de lenguaje de signos dedicada a Hailú, que perdió el oído por una otitis mal curada. Con la pérdida del oído fue perdiendo también el uso de la palabra... (
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