En plena calle, en Lesbos, con los refugiados, recordamos a quienes no llegaron porque "Morir de esperanza" sigue siendo una trágica realidad

Una oración, una marcha silenciosa y una corona de flores lanzada al mar

Más de 200 personas, entre residentes de Lesbos y turistas, europeos de la Comunidad de Sant’Egidio, refugiados afganos, sirios, iraníes, africanos francófonos, y demás, se reunieron en la plaza Sappho para celebrar la vigilia de oración "Morir de esperanza" en recuerdo de las víctimas del mar.

Presidieron la celebración el padre Martin Schneeberger, sacerdote de la comunidad católica de Lesbos, y la pastora luterana Angelika Wagner, de la Comunidad de Sant’Egidio de Alemania. El coro de la comunidad católica, formado básicamente por refugiadas africanas francófonas, se ocuparon de los cantos, junto a algunos griegos y al coro de Sant’Egidio.

Mientras se leían los nombres de quienes han perdido la vida en este último año buscando la salvación de camino a Europa, jóvenes africanos, griegos, italianos y congoleños depositaban flores a los pies de las imágenes que mostraban episodios del terrible viaje, algunas de las cuales eran pinturas que los mismos refugiados habían realizado en el taller de arte de Eric y Philippa Kemplson, el "The Hope Project". 
 

Entre los jóvenes presentes estaban los parientes y los supervivientes del último naufragio de junio de 2019, en el que murieron en las costas de Lesbos 7 subsaharianos, incluidas dos niñas, Fatima y Orsite. Los miembros de la Comunidad de Sant’Egidio habían participado por la mañana en el funeral de algunos de ellos.

 

Una joven afgana del centro de control de Moria, en representación de todos los refugiados de fe musulmana, leyó una carta que fue entregada al cardenal Konrad Krajewski, limosnero del Papa, en la visita que hizo a Lesbos en nombre del papa Francisco hace unos meses. Era un grito de ayuda y de esperanza al único Dios. 

Al finalizar la ceremonia, los participantes hicieron una procesión hasta el mar, donde lanzaron una corona de flores en homenaje a todos aquellos que han perdido su vida en aquel mar. 

 

La conmoción de aquel emotivo momento de compasión se transformó en una cadena de bailes tradicionales afganos, africanos y sirios que llenaron la plaza.