En el Mediterráneo se sigue muriendo en silencio. La memoria de la tragedia del 3 de octubre de 2013 en Lampedusa debe comprometer Europa a salvar e integrar

Los Corredores Humanitarios nacieron de ese drama: que se conviertan cada vez más en un modelo a seguir

En el Día Nacional en memoria de las víctimas de la inmigración, la Comunidad de Sant'Egidio rinde homenaje a las 368 víctimas del naufragio ocurrido frente a las costas de Lampedusa el 3 de octubre de 2013 y recuerda que trágicamente, en un silencio que provoca escándalo, en las aguas del Mediterráneo se sigue muriendo. 1.100 personas ya han desaparecido desde principios de año, solo en el último naufragio unas cuarenta personas frente a las costas de Libia. En conjunto, las muertes se eleven a más de 43.500 desde 1990.

Una tragedia de altísimas proporciones ante la que se puede y se debe hacer mucho más: tener en cuenta la reapertura de las vías regulares de entrada por motivos laborales, así como favorecer la reagrupación y reasentamiento familiar y los programas de protección humanitaria.

También es necesario impulsar los Corredores Humanitarios, nacidos precisamente de la indignación por la masacre de Lampedusa. Recordamos que con este modelo de acogida e integración, totalmente autofinanciado, la Comunidad de Sant'Egidio - junto con las Iglesias protestantes en Italia, la CEI y otras realidades - ha conseguido traer a Europa a más de 3.700 refugiados, alejándolos de los traficantes de personas. Renovamos nuestra petición para que el proyecto de los Corredores Humanitarios se extienda a muchos que siguen sufriendo porque se ven obligados a abandonar sus tierras y tentados por la aventura de viajes demasiado arriesgados para sus vidas. Es el caso, en estas semanas, de miles y miles de afganos.