EVERYDAY PRAYER

Memoria de los santos y de los profetas
Word of god every day
Libretto DEL GIORNO
Memoria de los santos y de los profetas
Miércoles 17 de julio


Lectura de la Palabra de Dios

Aleluya, aleluya, aleluya.

Ustedes son una estirpe elegida,
un sacerdocio real, nación santa,
pueblo adquirido por Dios
para proclamar sus maravillas.

Aleluya, aleluya, aleluya.

Éxodo 3,1-6.9-12

Moisés era pastor del rebaño de Jetró su suegro, sacerdote de Madián. Una vez llevó las ovejas más allá del desierto; y llegó hasta Horeb, la montaña de Dios. El ángel de Yahveh se le apareció en forma de llama de fuego, en medio de una zarza. Vio que la zarza estaba ardiendo, pero que la zarza no se consumía. Dijo, pues, Moisés: "Voy a acercarme para ver este extraño caso: por qué no se consume la zarza." Cuando vio Yahveh que Moisés se acercaba para mirar, le llamó de en medio de la zarza, diciendo: "¡Moisés, Moisés!" El respondió: "Heme aquí." Le dijo: "No te acerques aquí; quita las sandalias de tus pies, porque el lugar en que estás es tierra sagrada." Y añadió: "Yo soy el Dios de tu padre, el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob." Moisés se cubrió el rostro, porque temía ver a Dios. Así pues, el clamor de los israelitas ha llegado hasta mí y he visto además la opresión con que los egipcios los oprimen. Ahora, pues, ve; yo te envío a Faraón, para que saques a mi pueblo, los israelitas, de Egipto." Dijo Moisés a Dios: ¿Quién soy yo para ir a Faraón y sacar de Egipto a los israelitas?" Respondió: "Yo estaré contigo y esta será para ti la señal de que yo te envío: Cuando hayas sacado al pueblo de Egipto daréis culto a Dios en este monte ."

 

Aleluya, aleluya, aleluya.

Ustedes serán santos
porque yo soy santo, dice el Señor.

Aleluya, aleluya, aleluya.

Moisés ha abandonado ya su indignación ante la injusticia y lleva una vida tranquila en su familia. Pero el Señor no se ha olvidado de la miseria de su pueblo. Y como un fuego ardiente, irrumpe en la vida de Moisés. Es el fuego del amor de Dios, el fuego de su indignación por la esclavitud de su pueblo, que se le aparece inesperadamente a un hombre olvidadizo y resignado, que no quiere más que apacentar su rebaño. El Señor se le acerca y lo llama por su nombre. Moisés contesta con rapidez y confianza. Eso mismo es lo que nos pasa a cada uno de nosotros cuando, desde la tierra santa de la comunidad cristiana, desde el lugar de la oración, abrimos el libro de las sagradas escrituras y Dios nos habla. El fuego de su palabra nos despierta de una vida atareada y distraída. Y descubrimos a un Dios que es el Señor de la historia de hombres y mujeres de fe que han contestado antes que nosotros: "Aquí estoy". Por la fe de un solo hombre, Dios salvó a un pueblo entero. "He visto la aflicción de mi pueblo en Egipto; he escuchado el clamor ante sus opresores." El Señor no es impasible. El clamor de su pueblo lo conmueve. Por eso decide bajar del cielo para liberarlo. Es la humillación de Dios, que se hará aún más visible en Jesús, siervo sufriente, que cargó con el dolor no solo del pueblo de Israel sino también del mundo entero, de todos los pueblos. Dios no actúa solo, comparte su preocupación por la salvación con Moisés y con cada uno de nosotros y nos envía a los que sufren y a los pobres para que seamos un signo concreto de su misericordia. La objeción que plantea Moisés es también muchas veces la nuestra: ¿"quién soy yo" para ir a liberar a aquel pueblo de esclavos, para enfrentarme a un hombre fuerte como el faraón? El Señor estará al lado de cada uno de nosotros. En la lucha contra el mal no estamos solos, cuando estamos junto a los que sufren no estamos solos. Dios es nuestra fuerza. Por eso lo servimos en la montaña donde se ha aparecido y nos ha hablado.

Prayer is the heart of the life of the Community of Sant'Egidio and is its absolute priority. At the end of the day, every the Community of Sant'Egidio, large or small, gathers around the Lord to listen to his Word. The Word of God and the prayer are, in fact, the very basis of the whole life of the Community. The disciples cannot do other than remain at the feet of Jesus, as did Mary of Bethany, to receive his love and learn his ways (Phil. 2:5).
So every evening, when the Community returns to the feet of the Lord, it repeats the words of the anonymous disciple: " Lord, teach us how to pray". Jesus, Master of prayer, continues to answer: "When you pray, say: Abba, Father". It is not a simple exhortation, it is much more. With these words Jesus lets the disciples participate in his own relationship with the Father. Therefore in prayer, the fact of being children of the Father who is in heaven, comes before the words we may say. So praying is above all a way of being! That is to say we are children who turn with faith to the Father, certain that they will be heard.
Jesus teaches us to call God "Our Father". And not simply "Father" or "My Father". Disciples, even when they pray on their own, are never isolated nor they are orphans; they are always members of the Lord's family.
In praying together, beside the mystery of being children of God, there is also the mystery of brotherhood, as the Father of the Church said: "You cannot have God as father without having the church as mother". When praying together, the Holy Spirit assembles the disciples in the upper room together with Mary, the Lord's mother, so that they may direct their gaze towards the Lord's face and learn from Him the secret of his Heart.
 The Communities of Sant'Egidio all over the world gather in the various places of prayer and lay before the Lord the hopes and the sufferings of the tired, exhausted crowds of which the Gospel speaks ( Mat. 9: 3-7 ), In these ancient crowds we can see the huge masses of the modern cities, the millions of refugees who continue to flee their countries, the poor, relegated to the very fringe of life and all those who are waiting for someone to take care of them. Praying together includes the cry, the invocation, the aspiration, the desire for peace, the healing and salvation of the men and women of this world. Prayer is never in vain; it rises ceaselessly to the Lord so that anguish is turned into hope, tears into joy, despair into happiness, and solitude into communion. May the Kingdom of God come soon among people!