Jóvenes por la Paz en el encuentro de Pascua: vivir para los demás es una propuesta que atrae

También este año el encuentro de los Jóvenes por la Paz ha sido una ocasión para cientos de jóvenes de vivir juntos la Semana Santa y de hablar en las asambleas sobre cómo continuar ayudando los pobres, como signo de una ciudad que cambia, a través de la amistad con los últimos.

Algunos explicaron que este año conocieron la Comunidad de Sant'Egidio durante las prácticas laborales-formativas que ofrece la escuela y que vieron una propuesta como una alternativa significativa para ellos y para los demás. S., de 15 años, de Primavalle, dijo: "Continué yendo después de las prácticas. Lo paso bien. Estoy contento de que en la Escuela de la Paz los niños no quedan olvidados, y de que tienen alguien que está con ellos aunque tengan problemas". E. del Instituto Righi explicó cómo descubrió la periferia, en el barrio de San Basilio, que ya no le parecía un lugar temible, sino un lugar donde "hablando con los niños empezamos entender cómo resolver los problemas". Añadió: "Los niños son una esperanza para el barrio. Lo vimos haciendo un desfile por San Basilio: si alguien se estaba peleando en la calle, a ver a los niños de la Escuela de la Paz, paraba de hacerlo".

Los estudiantes del Instituto Sócrates hablaron de la amistad con una anciana, de la pequeña gran alegría de desayunar juntos y del miedo de ir al hospital, por miedo de quedarse solo.

T. del Instituto Virgilio de Roma continuó centrando su atención en el tema de los ancianos: "La sociedad consideraba los ancianos como un peso, por eso pasan días enteros sin hablar con nadie, solo para pedir qué hacer y qué comer. De ese modo se vuelven cada vez más débiles físicamente y emotivamente".
Otro testimonio fue el de Majid, un joven sirio que llegó a Italia con el papa Francisco. Habló de la guerra, que hace siete años que dura, y de su viaje hasta Lesbos. En dos años Majid ha aprendido muy bien hablar italiano y dio las gracias a los Jóvenes por la Paz, porque con ello se encontró la posibilidad de hacer amigos y de descubrir y cultivar pasiones: participa en el taller musical; ha explicado en una película su historia; y visita a los ancianos.
Los encuentros dieron lugar a una narración compartida sobre el futuro de las periferias y de las ciudades: los jóvenes pueden marcar la diferencia, empezando por sentir el peso de la injusta exclusión de los niños, ancianos y extranjeros de la sociedad. Es uno turismo que construye una comunidad que acoge a todos, como demuestra la experiencia de la Comunidad de Sant'Egidio en su 50 aniversario. Se contraponen al altruismo la resignación y el espíritu de destrucción. Los estudiantes reflexionaron juntos sobre el gran mal que representan las armas de fuego especialmente en Estados Unidos, donde en los últimos años ha habido varios tiroteos en escuelas. El movimiento juvenil que ha surgido en Estados Unidos es de gran inspiración para los jóvenes del encuentro, como ejemplo de jóvenes que hacen oír su voz en defensa de la vida.
Han surgido muchas ideas del encuentro, como la de hablar de la guerra, de los ancianos, de los niños y de los extranjeros en las escuelas, con testimonios; la de dar a conocer una alternativa concreta de solidaridad frente a tantas mentiras.