El agua, bien primario para la vida. Para humanizar las cárceles de Malaui, Sant'Egidio empieza por el agu

Las Comunidades de Malaui visitan fielmente desde hace años 15 cárceles del país. Son lugares con superpoblación, muchas veces hay decenas de presos en una misma celda, un lugar pequeño y degradado. Falta de todo: camas, alimentos, medicinas, mantas y agua. No hay agua para beber, para lavarse, para cocinar, para mantener las mínimas condiciones higiénicas necesarias, que ya son graves por la superpoblación de presos y por el clima cálido durante casi todo el año. Durante el último año, gracias al dinero recogido con una colecta de todas las Comunidades de Sant'Egidio del mundo, se ha podido actuar con trabajos de restauración y de suministro de agua, rehabilitando todo el sistema de cañerías, en muchas cárceles del país.

En Mulanje el sábado pasado se celebró la ceremonia de  inauguración de las obras. Se hizo una gran fiesta con los presos, en presencia de las autoridades y de muchos amigos de las distintas Comunidad de Sant'Egidio. Un grupo de habitantes de las casas de los alrededores de la cárcel sumó a la fiesta para manifestar su vencimiento. La rehabilitación del sistema hídrico ha permitido instalar un grifo fuera de los muros de la cárcel, para que la población pueda beneficiarse de agua potable.

"El agua es vida", dijeron algunos detenidos dando las gracias, pero sobre todo, dijeron que la amistad de Sant'Egidio ayuda a vivir mejor, ayuda a soñar y a tener esperanzas en que todo puede cambiar para ellos.

Hace tiempo que los presos de la cárcel se reúnen dos veces por semana para orar, se reúnen, ayudan a los más débiles de entre ellos, y algunos de ellos han podido participar en la Pascua que organizó la Comunidad de Mulanje en un lugar cercano. Su oración y sus cantos resuenan más allá de las paredes y muchos habitantes de la zona han querido conocer la Comunidad de Sant'Egidio. Un grupo de guardias también se ha unido a la oración semanal y ahora detenidos y guardias son una única comunidad.

Es un milagro del amor que une a quien está dividido normalmente dentro de las paredes de la cárcel y crea un puente con muchos que están fuera que hoy se acercan a la cárcel y a sus habitantes sin miedo y con simpatía.

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