Jornada mundial contra la explotación del trabajo infantil: liberar a los menores de la esclavitud no es un sueño, es una “Casa de Ensueño”

Por la calle todos le llamaban Koffi. ¿De dónde venía ese niño de 8 años que en una de las más grandes periferias de África Occidental hasta hace poco sobrevivía vendiendo pañuelos y durmiendo al raso? Ha hecho falta bastante tiempo para saberlo. Porque detrás de esa sonrisa de niño, que turbaba por su simplicidad, había también la historia de quién, en una edad demasiado temprana, tuvo que elegir amargamente el fugarse de una casa donde no podía vivir por no ser aceptado por su familia, “culpable” solamente de no ser hijo de la nueva pareja de su madre.

 

Pero para hablar se necesita paciencia, una, dos, tres, cuatro… tantas visitas de amigos nuevos que para Koffi poco a poco se vuelven como sus hermanos mayores, poco más mayores que él, pero con la suerte de llevar otra historia diferente en las espaldas y de haber encontrado una Comunidad, la de Sant’Egidio, que conoce a tantos otros como él.

 

La invitación que desbloqueó todo, de repente, fue hablarle de “La Casa de Ensueño”. Han nacido varias de éstas en África Occidental: en ellas, “los niños de la calle” o incluso podríamos decir “los hijos de la calle” – porque algunos ya son grandecitos – entran por la tarde, cenan juntos, duermen finalmente en un lugar protegido, se pueden lavar por la mañana y luego salen a retomar sus pequeñas actividades de supervivencia. Pero sobretodo, se van haciendo a la idea de lo que supone vivir en una casa, encontrar la familia – allí donde es posible – donde poder regresar, aprender un trabajo “de verdad” o incluso de una escuela donde poder regresar o inscribirse por primera vez, como lo han hecho todos los otros niños del barrio. Esto mismo le ha ocurrido este año a Koffi, con la ayuda de sus nuevos hermanos mayores. Con unos resultados sobresalientes en el primer cuadrimestre, estos días está esperando el resultado final del año. Esta vez su sonrisa ya no esconde más la tristeza sino que comunica un futuro reencontrado.