La Comunidad de Sant’Egidio hace un llamamiento a las instituciones, y también a todos los ciudadanos, para no dejar solas a las personas más frágiles en estas horas de emergencia dictadas por el coronavirus. Como es sabido las personas con mayor riesgo estos días son sin duda los ancianos, por su edad avanzada, y también las personas sin hogar, las personas enfermas o con discapacidad. Sobre todos ellos incumbe también otro grave peligro: el aislamiento. No hay más que pensar que, sobre todo en las grandes ciudades italianas, como Roma o Milán, el índice de personas que viven solas alcanza casi el 45 por ciento de la población. Todos los ciudadanos pueden hacer algo.
Ayudadnos a ampliar el seguimiento de las personas ancianas o con discapacidad que seguimos –al no poderles visitar– por teléfono, carta, mensajes de audio y vídeo, que enviamos sobre todo a quienes viven en residencias. Brindarse a llevar la compra a domicilio es también una acción valiosa para reducir la penosa situación de quien está más solo y es más vulnerable.
Estos días nuestros voluntarios seguirán visitando igualmente a las personas que viven en la calle llevándoles no solo alimentos sino también productos para protegerse del contagio (como toallitas para desinfectarse). Nuestros comedores para los pobres siguen abiertos observando las medidas de precaución en lo referente al número de personas presentes, la distancia entre ellas y la higiene, pero garantizando este servicio, indispensable para quien, a causa de la reducción en la circulación, corre el peligro de recibir menos ayuda y apoyo, empezando por los sintecho.
Si el contagio nos aleja físicamente, la solidaridad nos une, nos hace más fuertes frente al miedo y nos ayuda a protegernos.
Quien lo quiera, puede ayudar económicamente, o con productos útiles, como alimentos, gel higiénico y pañuelos de papel.
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