El Covid ha agravado las desigualdades educativas a nivel mundial. El llamamiento de la ONU. Y cómo la Escuela de la Paz se convierte en apoyo escolar online.

 

Durante este período, debido a la pandemia de Covid-19, se estima que 188 países han cerrado escuelas en todo su territorio y alrededor de 1.500 millones de estudiantes han dejado de ir a la escuela. Es una imagen alarmante. Podría ocurrir que se cuestionen los avances logrados durante estos años en la escolarización de los niños, especialmente en África y Asia.

 

Naciones Unidas ha dado la alarma a nivel mundial. El Secretario General de la ONU, Antònio Guterres, ha escrito en el Informe "COVID-19: impacto en la infancia", publicado el 15 de abril de 2020: "Mientras la pandemia de COVID-19 se está extendiendo por todo el mundo, estamos presenciando un escenario alarmante. Los miembros más pobres y vulnerables de la sociedad son los más afectados, tanto por la pandemia como por la respuesta a la misma. Estoy particularmente preocupado por el bienestar de los niños de todo el mundo. Afortunadamente, hasta ahora los niños se han librado en gran medida de los síntomas más graves de la enfermedad. Pero sus vidas han sido totalmente trastornadas. Hago un llamamiento a las familias de todo el mundo y a los líderes a todos los niveles: protejamos a nuestros hijos”.

 

Con este llamamiento, el Secretario General de Naciones Unidas hace un llamamiento a tomar medidas a favor de la infancia en el mundo. Cada país afronta la emergencia de manera diferente, pero cada estado debe asegurarse que nadie quede atrás. La falta de preparación, la falta de medios y otras desigualdades no deben aumentar aún más la brecha entre ricos y pobres.

 

En Italia, no todos los niños y niñas tienen la misma oportunidad de conectarse a Internet para recibir clases a distancia. Según datos del Istat, el 12,3% de los niños entre 6 y 17 años (850.000 en términos absolutos) no tienen ordenador o tableta en casa. La mitad de ellos viven en el sur del país, donde el problema afecta a casi el 20% de los niños. Además, el 57% de los que poseen un dispositivo electrónico, deben compartirlo.

 

Las familias sin recursos informáticos (o con una disponibilidad insuficiente de gigabytes para realizar todas las actividades online necesarias) también son aquellas en las que los adultos carecen de las habilidades necesarias para acompañar a sus hijos, especialmente los más pequeños, en esta forma de aprender. La situación creada por el COVID-19, de hecho, ha puesto a los niños más frágiles al margen del sistema escolar, particularmente aquellos que más necesitan ir a la escuela presencialmente.

 

Hay demasiados niños que corren el riesgo de quedarse atrás en la "educación digital". Pensemos en los niños con situaciones familiares difíciles, para los cuales la escuela es un momento de serenidad, así como la única puerta de entrada a la educación y el conocimiento; pensemos en los niños de origen extranjero, nuevos europeos, y sus padres que no pueden brindarles la ayuda que les gustaría; pensemos en los niños romaníes y sus familias, que habían comenzado o bien se habían convencido a sí mismos de la importancia de ir a la escuela.

Para garantizar que ningún niño se quede atrás, la Comunidad de Sant’Egidio, a través de las Escuelas de Paz de toda Roma, ha creado una red de soporte escolar online y salas de estudio con ordenadores donde es posible remediar esta brecha.

 

Cientos de jóvenes de Roma participan en esta red de apoyo escolar online. Todas las tardes, los pequeños reciben una video llamada de su “amigo grande” que les explica su tarea, les ayuda a repetirla y también les asigna ejercicios de recuperación, que realizan juntos. Cuando no hay deberes, se realizan actividades sobre el tema de la ecología o la convivencia, tal como se haría en la Escuela de la Paz. Estos momentos son importantes para que los niños y niñas también puedan sentirse respondidos y tranquilos sobre los temores relacionados con la pandemia y la crisis económica que ésta está generando.

 

Las salas de estudio con ordenadores están en los barrios periféricos de Roma, donde padres e hijos pueden buscar información y recibir ayuda para usar plataformas digitales, conectarse al registro electrónico para descargar el material didáctico y cargar las tareas a realizar, o bien para completar y enviar los formularios de solicitud de equipos informáticos. También es posible imprimir los deberes que se les asignan y que muchas familias, con las tiendas cerradas, no pueden imprimir. Gracias a esta red de apoyo, muchos niños "invisibles" han sido "traídos" de vuelta a la escuela.

 

Muchos años después, la reflexión de los “chicos de Don Milani” sigue siendo válida y actual acerca de los niños y niñas que la institución educativa no puede llegar a incluir: “Si éstos se pierden, la escuela ya no es escuela. Es un hospital que trata a los sanos y rechaza a los enfermos. Se convierte en una herramienta de diferenciación cada vez más irreparable”. Muchos jóvenes voluntarios de las Escuelas de la Paz están trabajando con pasión y creatividad para que nadie quede atrás o, lo que es aún peor, se pierda.