Verano de Sant'Egidio en Lesbos: escuela de la paz, cursos de inglés, restaurante solidario y una amistad que nunca acaba

 La misión humanitaria de la Comunidad de Sant'Egidio en la isla de Lesbos se prolongó durante todo el mes de agosto. Contó con la presencia de más de 150 voluntarios junto a refugiados y solicitantes de asilo que "moran" durante meses, a veces años, en el campo de Moria.

Lamentablemente, la situación en el campo no es fácil. En la “Jungla”, el área que se extiende hacia los olivares del cerro, no hay agua, luz ni saneamiento. Solo polvo y barro, viento caliente y lluvia helada, según la temporada, y refugios hechos con materiales de desecho: cartones, tarimas, lonas. Los incendios son frecuentes, como el de hace unos días, por causas aún desconocidas aunque quizás no accidentales. La gente pasa sus días sin hacer nada, sin escuela para los niños (que son la mayoría de la población del campamento), sin actividades para adultos. El campo todavía está cerrado, solo se puede salir para recibir tratamiento médico, hacer trámites legales y compras obligatorias. En el interior del mismo, se ha abierto alguna tienda donde se puede comprar pan, fruta y verdura. También hay un peluquero y un sastre.

El pasado domingo 30 de agosto se celebró la liturgia, la primera dentro del campo. Fue en un anfiteatro en la colina, desde donde se ve a lo lejos el mar que separa Europa de Turquía y que se ha tragado demasiadas vidas inocentes. Junto a los voluntarios, la participación de refugiados, muchos de ellos de países africanos, fue muy conmovedora.

Los refugiados del campamento de Moria ahora conocen Sant’Egidio. Somos "los de la paloma", haciendo referencia a nuestro logo. Pero no solo eso, también es un mensaje de paz y esperanza para mujeres y hombres marcados por el sufrimiento a causa del terrible viaje que han tenido que afrontar, unos huyendo de Siria, muchos de Afganistán, otros de África. Son muchas las razones por las que han decidido llegar a Europa, pero todos sueñan con una vida "normal": escuela para los niños, trabajo para los adultos. Agosto terminó. Pero la misión apenas comienza: dar un futuro a estos nuevos amigos.