La pandemia de covid-19 en África corre el peligro de tener efectos devastadores en una población que ya ha tenido que soportar otro virus con el que lucha desde hace décadas: el VIH. El coronavirus muestra una vez más que el derecho a la salud está íntimamente ligado a la reducción de las desigualdades, a los derechos humanos, a la protección social y al crecimiento económico. Se trata de un fenómeno que ha afectado a todo el mundo, pero que en África puede tener repercusiones muy duras, como una oleada anómala que se suma a un mar agitado. Y aunque pueda parecer que este mar, visto desde Europa, está muy lejos, la cuestión africana asume cada vez más connotaciones de un problema global. El coronavirus ha demostrado al mundo que nadie está seguro si todos no están seguros. Son necesarias "solidaridad global y responsabilidad compartida". Un binomio que también es el tema de este año del Día Mundial contra el sida. Y también es el espíritu con el que el programa DREAM de la Comunidad de Sant’Egidio sigue su labor en África, redoblando los esfuerzos frente a un doble enemigo: el VIH y el covid-19.
DREAM es el programa de Salud Global, de la Comunidad de Sant’Egidio que nació en 2002 para la prevención y el tratamiento del sida en territorio africano. Es un programa que ha hecho posible, y accesible gratuitamente, no solo la terapia antirretroviral, sino también todo el conjunto de medidas y factores para que sea eficaz: educación para la salud, complemento nutricional, diagnóstico avanzado, formación del personal y lucha contra la malaria, la tuberculosis, las infecciones oportunistas y sobre todo la malnutrición. Actualmente DREAM funciona en 10 países africanos, con 500.000 pacientes en tratamiento, 120.000 niños que han nacido sanos de madres seropositivas, 50 hospitales de día, 28 laboratorios de biología molecular. En colaboración con los sistemas sanitarios nacionales, ha ampliado el acceso a los tratamientos, ha puesto en marcha nuevos centros sanitarios y ha formado a personal local.
Precisamente gracias al personal formado y a los centros estables, DREAM ha logrado hacer frente con eficacia a la llegada del coronavirus en África. En todos los países en los que está presente el programa de la Comunidad de Sant’Egidio, los pacientes han sido sometidos a pruebas de coronavirus en los centros preparados para gestionar de manera segura la nueva pandemia. Los laboratorios de biología molecular de DREAM se han puesto a disposición de los ministerios de Sanidad locales para procesar las pruebas necesarias para el diagnóstico de covid-19. En particular, en Mozambique y Malaui se han convertido en una importante ayuda para frenar la pandemia en el país. En Balaka empezaron a hacer pruebas el 4 de mayo y actualmente se han realizado ya más de 3000. En Blantyre se han hecho desde el 22 de mayo más de 10.000, mientras que en Beira, desde el 16 de junio, se han realizado casi 13.000 pruebas PCR.
El objetivo es no dejar que la pandemia ponga en peligro la ya frágil situación de quienes ya están luchando contra el VIH. Por eso los médicos de DREAM trabajan para impedir que el nuevo virus eche por los suelos los importantes avances logrados hasta el momento. Pero eso podría no ser suficiente. Actualmente no hay recursos suficientes para luchar contra el VIH/sida. Y la llegada del covid-19 no hace más que complicar la situación.
Es necesario que los Estados occidentales no disminuyan la ayuda pública al desarrollo en África, como muchos están tentados de hacer. Es básico aumentar la conexión entre sistemas sanitarios europeos y africanos en terapia e investigación para evitar futuras pandemias. Además, debemos prepararnos para distribuir la vacuna en África para que no quede atrás.
El año 2020 será recordado como el año del coronavirus. Pero el planeta no puede permitirse olvidar el VIH. Es una emergencia dentro de la emergencia en la que no se puede dejar a nadie atrás. Es un compromiso no solo sanitario y social, sino también económico. Por otra parte, las inversiones realizadas en la lucha contra el sida, las nuevas infraestructuras, la formación del personal sanitario y la distribución capilar de fármacos han permitido que hoy África esté mejor preparada para hacer frente a la nueva pandemia. Y ese es también el trabajo del programa DREAM, que se renueva cada uno de diciembre, Día Mundial contra el sida. Se renueva porque se replica con los mismos objetivos pero también porque cada vez, al adaptarse a las continuas emergencias sociales y sanitarias, es "nuevo".