En el Líbano, en las casas semidestruidas por la explosión del puerto de Beirut y en los campos de refugiados, llega la #Navidadparatodos: un signo de esperanza y renacimiento

 

Líbano se enfrenta una vez más a una profunda crisis acaecida en los últimos meses. Sin gobierno y en default financiero desde marzo pasado, la inflación se dispara y el valor de la libra libanesa está increíblemente devaluado. El Covid-19 y la devastadora explosión del 4 de agosto en el puerto de Beirut agravaron aún más la situación. Los barrios más afectados, Ashrafye, Mar Mikhael, Qarantine, Geitaoui y Jemayse todavía muestran signos de devastación.

 

En algunos edificios se están renovando las ventanas y los accesorios de las viviendas, pero para los más dañados todavía no existe ni plan de reconstrucción. Miles de personas viven ahora en casas semidestruidas, precarias e inseguras, y han aumentado las personas sin techo. Gran parte de la población se ha empobrecido, muchos se quejan de la falta de trabajo y la dificultad para pagar los alquileres y las facturas. Cada vez menos personas pueden acceder a la atención médica y a medicamentos, o incluso a comprar alimentos básicos. Se respira un aire de depresión y pesimismo sin expectativas ni confianza en el futuro del país. La difícil situación de los refugiados sirios, iraquíes y palestinos también ha empeorado.

 

En este tiempo de Adviento, la Comunidad ha querido llevar una luz de esperanza a los campos de refugiados de sirios en el norte del país, a los ancianos libaneses que residen en las áreas afectadas por la explosión, a las familias de las periferias de Beirut (Bourj Hammoud), a los que no tienen vivienda. Para todos ellos se han organizado distribuciones de paquetes de Navidad con alimentos, mascarillas, desinfectantes y dulces navideños.

 

Recibir una visita y un obsequio es siempre un consuelo, una oportunidad para abrir el corazón y explicar algo: como George, un sirio de 45 años, guiado por su hija de 9 años porque la explosión en el puerto lo dejó ciego; o Lina, una anciana sola que afronta el invierno en un piso que ha quedado vacío, sin ventanas.

 

Incluso en la residencia Furn El Chebbak en Beirut, donde no ha podido entrar nadie en los últimos nueve meses debido a la pandemia, la visita tan esperada ha disipado la oscuridad de este tiempo de sufrimiento. Muchos son también los jóvenes libaneses que buscan un cambio para su país, y que participan ya con entusiasmo en esta "Navidad para todos".