Hay crisis alimentaria en Cabo Delgado, en el norte de Mozambique: las primeras víctimas son mujeres y niños

La intervención de la Comunidad dando voz a los testimonios

Las comunidades de Pemba y Nampula en estas últimas semanas siguen distribuyendo alimentos a las personas que han huido de la guerra y son ahora más vulnerables. Son los que quedan fuera de los circuitos oficiales de distribución, que por otra parte se ha reducido, pues se distribuye la mitad de cantidad de alimentos dentro de cada pack. En las últimas dos semanas hemos distribuido alimentos a más de 10.000 personas que no han recibido ninguna ayuda durante meses.
En particular, nos han commovido las madres con sus bebés, muchos de ellos desnutridos, porque las mismas madres están desnutridas y tienen poca leche, sin posibilidad de comprar leche en polvo.
Muchos niños han muerto mientras huían de los ataques terroristas, los que lograron salvarse junto a sus familias son recibidos por familiares o amigos que ya de por sí viven en condiciones económicas difíciles.

A continuación un testimonio:

“Desde septiembre pasado comenzamos a dar leche en polvo a los recién nacidos. Mujeres con niños muy pequeños vienen a la sede de la Comunidad de Pemba para conversar y recibir leche por el periodo de un mes. Explicamos cómo prepararla de manera segura y concertamos una cita para el próximo mes.

Conocer estas mujeres es una forma diferente de entender la crisis de Cabo Delgado y las consecuencias de esta terrible guerra, de la que rara vez se habla en los medios internacionales, pero que está destrozando la vida de una vasta región.
Fatimah, de 39 años (los nombres son ficticios) tiene gemelos de 5 meses que pesan 4 kilos, no ha sabido nada de su esposo durante meses. Raima es una joven madre de 20 años, tiene un bebé de apenas un mes, llegó a Pemba estando embarazada, huyó en un bote, tampoco tiene noticias de su esposo. Raima dice: “Tengo miedo de volver al pueblo. No volveré, no quiero volver después del sufrimiento que he pasado”.
Durante una distribución conocimos a Áida, la tía de Aisha, que ahora tiene seis meses. Cuando ocurrió el ataque a Palma, Aisha y su hermana gemela tenían solo un mes. La mamá se las llevó con ella y huyeron al bosque. Desafortunadamente, la madre y la hermana pequeña de Aisha murieron huyendo y hoy su tía cuida al bebé.
Son muchas las historias tristes que nos encontramos, que nos piden que sigamos ayudando porque en la vida de muchos, nuestra ayuda marca la diferencia además de traer la esperanza de un tiempo mejor”.