Esperar la paz, la responsabilidad de acoger: encuentro de religiosos, religiosas y laicos sobre la decisión de vivir la solidaridad como respuesta a la guerra

La experiencia de acoger a los refugiados ha sido el centro de la reflexión de muchos religiosos, religiosas y laicos –unos cien presencialmente y más de quinientos online– que han participado en el encuentro organizado por la Comunidad de Sant'Egidio sobre "Esperar la paz, la responsabilidad de acoger".

La extensa participación ha confirmado un sentimiento común que en estos tres meses de guerra ha crecido en el corazón de la vida consagrada: cómo ser instrumentos de paz y cómo responder adecuadamente al grito de ayuda de decenas de miles de ucranianos y ucranianas que huyen. "Es solo el inicio, ¿qué hemos hecho? ¿Qué nos falta?", se preguntó la madre María Concepción Escobar, colombiana, Superiora General de las Hermanas de la Presentación de María Santísima al Templo,  recordando que todas las experiencias de la vida religiosa surgieron en tiempos mucho más dramáticos que el nuestro. Abrir nuestras casas puede ser –dijo– el momento favorable para dar nueva vida a nuestros carismas.

El padre Matteo Sanavio, rogacionista, destacó la importancia de las redes de los religiosos para recoger las peticiones de acogida y para mostrar que es hermoso compartir espacio de vida común. Sería bueno que este fuera para los consagrados un nuevo territorio por recorrer.  Marco Gnavi dijo que la paz "es el otro que me puede salvar y acompañar, aunque todavía no despunte el alba; es una familia que me acoge, la casa que abre sus puertas". Porque "cada gesto y cada decisión en esta dirección son un signo. Nuestra manera de responder a la guerra es la solidaridad".
 

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