Día Mundial de Toma de Conciencia del Abuso y Maltrato en la Vejez Un mundo a medida de los ancianos es un mundo a medida de todos. Del blog «¡Viva los ancianos!»

DÍA INTERNACIONAL DE CONCIENCIACIÓN SOBRE EL ABUSO DE PERSONAS MAYORES. UN MUNDO A MEDIDA DE LOS ANCIANOS ES UN MUNDO A MEDIDA DE TODOS

El 15 de junio se celebra el Día Internacional de Concienciación sobre el Abusode Personas Mayores (#ElderAbuseAwarenessDay)), reconocido en 2011 por la Asamblea General de la ONU. Son precisamente las Naciones Unidas las que predicen que, entre 2019 y 2030, el número de personas de 60 años o más aumentará en un 38%, de mil millones a 1400 millones, superando el número de jóvenes a nivel mundial; un aumento que será aún más evidente y rápido en los países en desarrollo.

A medida que aumenta la preocupación por el destino y el futuro de los ancianos en las zonas de guerra, especialmente en Ucrania, según el alarmante informe de World Health Organización, ya hoy en día uno de cada seis ancianos son víctimas de alguna forma de maltrato en su vida.  Ante el continuo crecimiento de la población anciana en todo el mundo, debido al alargamiento de la vida y los avances de la medicina, parece que nuestras sociedades no saben vivir de manera positiva la presencia de muchas personas mayores porque existe una cultura que no acepta o no sabe tratar la debilidad. En esta «cultura del descarte», como la definió el papa Francisco, está creciendo un modelo que considera que el cuidado de los ancianos es residual  y se extienden los abusos que a menudo salen en el las noticias: estafas, falta de asistencia y cuidados adecuados, malos tratos, que van hasta la eliminación física, como ocurre en África con los ancianos acusados injustamente de brujería.

La Comunidad de Sant’Egidio trabaja en más de 70 países de todo el mundo para defender los derechos de los mayores, especialmente después de la mortaldad de ancianos que tuvo lugar durante la pandemia de covid-19, cuando más de la mitad de los fallecimientos se produjeron en centros sociosanitarios. Sant'Egidio está cada vez más convencida de que hay que volver a centrar la atención en la situación de los ancianos. Ante una sociedad que envejece pero no parece saber cómo envejecer, Sant'Egidio renueva sus propuestas para desarrollar redes de relaciones sociales, hoy fuertemente fragmentadas en sociedades donde vivir solo se está convirtiendo en un modelo dominante, y promueve nuevos modelos de actuación, como el programa  «¡Viva los ancianos!» , una iniciativa de lucha contra la soledad y el aislamiento social y de apoyo a la fragilidad. Es una realidad consolidada en varias ciudades, con un seguimiento activo de la población anciana, especialmente de quien vive solo, lo que ha llevado a una reducción significativa de los ingresos en residencias y hospitales, con claros beneficios tanto en la mejora de la calidad de vida como en la reducción de los costes de la atención a cargo de la comunidad.

Hay que proteger los derechos de los ancianos  , especialmente  hay que garantizar que sean libres para elegir cómo y dónde vivir su vida. De hecho, en muchos países del mundo, sobre todo en los más ricos, la institucionalización sigue siendo la única opción, debido a la falta de servicios en el territorio y a domicilio. Es necesario apostar claramente por  los servicios a domicilio, la telemedicina y formas alternativas de vivienda, como la  covivienda, que permiten que los ancianos sigan viviendo en su contexto vital y social. Y a medida que crece la idea de que los centros sociosanitarios son cada vez menos capaces de garantizar una vida digna para aquellos que ya no pueden vivir autónomamente,es necesario y urgente volver a abrir de manera segura los centros residenciales, en la medida de lo posible, al mundo exterior, favoreciendo las visitas sin limitaciones excesivas y permitiendo a los residentes salir libremente, siempre respetando las ya numerosas medidas previstas por la legislación.

En los próximos días, propondremos más medidas concretas para ayudar a los ancianos, incluso en un contexto climático en el que las cada vez más habituales olas de calor, junto con la soledad y el aislamiento, pueden poner en grave peligro la salud de los ancianos.