La muerte de sor Maria De Coppi, asesinada en el ataque a la misión comboniana de Chipene, provoca un gran dolor. No olvidemos el norte de Mozambique, blanco de los ataques de los terroristas

Llamamiento a la comunidad internacional: «Ya ha habido demasiados lutos. Los más de 800.000 desplazados internos no pueden quedar abandonados a su suerte»

La Comunidad de Sant'Egidio transmite su afecto a la familia comboniana por el terrible e insensato ataque a la misión de Chipene, en el norte de Mozambique, que provocó la muerte de sor Maria De Coppi. Hay que honrar el ejemplo de una monja que, como tantas otras religiosas y religiosos, dio su vida por aquel país del sur de África en el que había estado durante sesenta años y del que también había obtenido la nacionalidad. Solidaridad y afecto también con el padre Loris y el padre Lorenzo, que se vieron obligados a huir después de que quemaran su colegio y otros edificios de la misión.
Sant'Egidio, que hace 30 años ayudó a poner fin a una guerra civil que había durado 16 años y que se había cobrado un millón de víctimas, lanza un llamamiento a la comunidad internacional para que no olvide estos terribles ataques yihadistas, que ya han causado demasiado luto y más de
800 mil personas desplazadas que no pueden ser abandonadas a su suerte, en una región rica en recursos subterráneos pero pobre en todo.
Mientras tanto, Sant'Egidio asegura que, con sus numerosas comunidades presentes en el país, continuará trabajando por la paz a partir de la solidaridad que merecen los miles de refugiados internos.