No entreguemos el futuro a las armas: la paz es de los fuertes

Artículo de Andrea Riccardi

No entreguemos el futuro a las armas: la paz es de los fuertes

 
Imagen de la manifestación del  5 de noviembre en la Piazza San Giovanni de Roma - Foto Sant'Egidio

Manifestaciones como la de Roma alientan a los gobiernos a construir la paz dando valor a la acción diplomática

¿Es posible que todavía no se vislumbre un punto de inflexión en la guerra de Ucrania? Hay mucho sufrimiento. 

Los ucranianos pasarán un invierno duro a causa del frío y de la falta de electricidad, tras la destrucción de un tercio de las infraestructuras energéticas del país. En el mundo ruso también parece que disminuye el número de partidarios de la guerra. Un periódico ruso en línea, con sede en Letonia, según encuestas rusas independientes, informa que en el país el momento de mayor respaldo a la guerra se produjo entre marzo y abril de 2022 y luego disminuyó del 25% al 16% en septiembre (los partidarios de la paz aumentaron del 23% al 27%). Sin embargo, la situación de guerra, tras la agresión rusa, está estancada en el plano diplomático.

Por el momento, no parece que haya entendimiento posible entre Kiev y Moscú. Hacen falta actuaciones influyentes, como las de Estados Unidos y China. La posición francesa es interesante, pero la Unión no brilla por su iniciativa diplomática. Sin embargo, parece ser que Estados Unidos invitaron al presidente Zelenski a no cerrar la puerta a las negociaciones con Rusia. Una probable victoria republicana en las elecciones a mitad del mandato podría poner en tela de juicio el apoyo inquebrantable de Estados Unidos a Kiev. El Wall Street Journal revela que el asesor de seguridad nacional de Estados Unidos, Sullivan, mantuvo contactos con funcionarios rusos para detener el riesgo nuclear. 

Son pequeñas señales, pero indican que no se ha descartado por completo la vía de la diplomacia. No significa que Occidente abandone a Kiev, sino que se equilibran los grandes esfuerzos militares con una acción diplomática más intensa. De hecho, en esta guerra, nos encontramos en una situación de «enanismo» diplomático. El futuro no se puede entregar solo a las armas porque, como he señalado otras veces, las guerras de este tipo corren el riesgo de prolongarse durante años, sin perdedores ni ganadores, sino con la destrucción del país. 

Fue muy significativa, y no solo para Italia, la manifestación por la paz del 5 de noviembre en Roma, que reunió a 100 000 personas en San Giovanni. El acto no se rigió por la lógica de los partidos, a pesar de que la información que se dio hacía referencia desproporcionada a los líderes políticos e ignoraba la realidad de aquella «alianza por la paz»: gente distinta, trabajadores sindicales, católicos de diversos orígenes, organizaciones pacifistas y sociales se unieron para corroborar la condena de la guerra rusa y para recordar que la paz es el objetivo de fondo de toda política. Paz no significa debilidad ante los agresores. Yo la he definido como «paz de los fuertes». El presidente de la Conferencia Episcopal Italiana, el cardenal Zuppi, escribió «a quienes se manifiestan por la paz»: «Los caminos de la paz existen de verdad, porque el mundo no puede vivir sin paz. Ahora no se ven, pero existen. No esperemos una tragedia peor. Intentemos recorrerlos primero nosotros para que otros se animen a hacerlo». 

La manifestación de Roma demuestra que los cristianos no son irrelevantes: pueden proponer acciones y estas son aceptadas. El mundo sindical expresó la importante alianza entre la paz y el trabajo, aquel trabajo que falta en Ucrania a causa de la guerra. Había mucha gente corriente que quería socializar sus preocupaciones por el futuro. Esta sociedad nuestra, de muchos yoes solos y aislados, fue capaz de expresar un nosotros fuerte y elocuente sobre la paz. 

El desafío futuro tiene dos niveles. Por un lado, cabe preguntarse si el movimiento de Roma podrá contagiar a las capitales y a la opinión pública de Europa. Y, por otro lado, la manifestación da muestra de una cultura política y cívica compartida que existe entre las personas: la paz es un ideal para muchos. Muchos, aunque no ocupen puestos clave, pueden ser determinantes. Este ideal tiene la capacidad de combinar sentimiento, pensamiento y concreción.

 

Artículo de  Andrea Riccardi en Famiglia Cristiana del 20/11/2022

[Traducción de la redacción]