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Las implicaciones políticas y eclesiales del viaje del Papa a Hungría. Artículo de Andrea Riccardi

Las implicaciones políticas y eclesiales del viaje del Papa a Hungría. En las fuentes contaminadas del poder soberanista

 
Llegada del papa Francisco a Hungría - Foto: Vatican News

Francisco es crítico con la política que el primer ministro aplica a migrantes y refugiados

El viaje del papa Francisco a Hungría, del 28 al 30 de abril,  puede parecer un acontecimiento ordinario, pero es algo sobre lo que hay que reflexionar. Después de Eslovaquia, el papa Bergoglio entra en contacto con el catolicismo de los países del Grupo de Visegrado, que suelen ser más bien reservados en sus posicionamientos y su orientación. No hay más que pensar en Polonia, que Francisco ya visitó en 2016, donde el mundo católico está aparentemente lejos del sentir del papa Bergoglio. 

No obstante, los catolicismos del Este Europeo son muy distintos entre ellos.  El eslovaco, que el Papa visitó en 2021, tiene un carácter más bien popular, que lo acerca al polaco. En la República Checa, la Iglesia es bastante reducida, tanto por la reciente secularización como por la historia misma del país.

En Hungría el Papa no encuentra un catolicismo de tipo popular,  como el polaco, sino una sociedad que también ha sufrido la secularización que empezó durante el régimen comunista. En los años del comunismo el catolicismo popular polaco, guiado por el cardenal primado Wyszyński, representaba al país real y al pueblo que se oponían pacíficamente al régimen comunista. Distinta fue la postura de la Iglesia húngara, que, a pesar de los dramas que vivió, sobre todo con la represión de 1956 por parte soviética, encontró un  modus vivendi  con el Gobierno comunista, aunque difícil y limitante. Huelga decir que este no era el modelo preferido de Juan Pablo II. 

Esta historia es un peso en la actualidad del catolicismo húngaro. Pero el presente interesa aún más al Papa y quizás motiva su viaje. Hungría no es un país pequeño o periférico, como Albania o Bulgaria, países que Bergoglio ha decidido visitar en lugar de grandes países occidentales. Aun así, es un país particular por sus decisiones políticas. 

Francisco es crítico con la política de Orbán con los migrantes y refugiados.  Por otra parte, hay aspectos que interesan al Pontífice, como la defensa de la familia y los esfuerzos por superar la crisis demográfica. Además, Hungría es el único país de la Unión que mantiene un canal abierto con la Rusia de Putin y tiene buenas relaciones con China. Hay que recordar que la democracia húngara ha experimentado limitaciones importantes con el Gobierno de Orbán en el plano de la libertad de prensa y en otros frentes, hasta el punto de que Agnes Heller, filósofa y figura de disidencia durante el comunismo, ha hablado de "democratura". 

En realidad, Hungría, a pesar de que el primer ministro sea protestante, se ha erigido en régimen que se podría definir nacionalcatólico, donde la tradición católica nacional, los valores religiosos y la Iglesia son el corazón de la identidad húngara, que se quiere defender de contaminaciones ideológicas occidentalistas o de la islamización. El nacionalcatolicismo, que tiene una versión distinta en Hungría, tras la crisis de la democracia cristiana (expresión del catolicismo democrático) es el único modelo político "católico", que, por otra parte, conecta con una larga tradición histórica de catolicismo de la autoridad con raíces ochocentescas. 

Se la proyección del catolicismo en Hungría es importante  (la corona de san Esteban, símbolo de la Hungría católica, está en el Parlamento),  la realidad de la Iglesia católica no es amplia y popular como en Polonia.  Es interesante ver el impacto del viaje del papa argentino en esta Hungría, oficialmente católica pero también secularizada. 

 

Artículo de  Andrea Riccardi en Famiglia Cristiana del 30/04/2023

[Traducción de la redacción]