La nueva Constitución de Uzbekistán, aprobada mediante un referéndum el pasado 30 de abril, contempla también la abolición de la pena de muerte. Es una noticia histórica que trae a la memoria la tenaz lucha contra la pena de muerte de Tamara Chikunova, que murió hace dos años.
Inmediatamente después de la ejecución de su hijo Dimitri el 10 de julio de 2000 por un crimen que no había cometido, Tamara Chikunova trabajó sin cesar por la moratoria y por la abolición de la pena de muerte en Uzbekistán y soñó que este castigo extremadamente injusto sería eliminado en todo el mundo. En un tiempo marcado por numerosas guerras y violencia, la abolición de la pena de muerte en Uzbekistán es una buena noticia.