ANCIANOS

Stefania y Teresa: la belleza de una amistad que va más allá de las generaciones

La soledad de los ancianos es un problema difuso en nuestra sociedad, un mal invisible que afecta a muchas personas ancianas y que muchas veces pasa inadvertido. La Comunidad de Sant’Egidio, desde sus inicios, ha trabajado siempre para luchar contra esta triste situación, y ha dedicado tiempo y energías para llevar algo de compañía y alivio a los ancianos solos.

En el reportaje televisivo "Stefania y Teresa: la belleza de una amistad" emitido la televisión italiana, Stefania de Sant'Egidio dice con convicción que los ancianos son "los grandes enfermos de soledad de nuestra sociedad". Se trata de una frase hiriente porque hace reflexionar sobre el aislamiento emotivo al que deben hacer frente cada día muchas personas ancianas. Sus díase en muchos casos son monótonos y repetitivos, siempre iguales, y la visita de una persona, un pariente, es una interrupción preciosa de aquel vacío. También representa la posibilidad de pedir ayuda en situaciones de necesidad práctica, como por ejemplo hacer la compra o pedir el acompañamiento de alguien para ir al médico. Muchas veces los ancianos deben hacer frente a problemas del día a día que pueden parecer banales pero para ellos son una montaña. De ese modo la ayuda que se ofrece, que es vital, se convierte en un signo tangible de solidaridad.

En la entrevista que reproduce el reportaje televisivo, Teresa admite con simpatía que al inicio quizás sintió una especie de "ganas de aprovecharse" de aquellos jóvenes que llamaban a su puerta, pero poco a poco descubrió un amor de verdad. Eso demuestra la importancia no solo del beneficio que los ancianos reciben con estas visitas sino también el cambio profundo que se produce en el corazón. El tiempo que se dedica a ayudar a los demás, sobre todo a los ancianos solos, es realmente un tiempo regalado. Es una oportunidad de activarse, de dejar a un lado las preocupaciones de uno y de centrarse en el bienestar de los demás. Cada visita representa un momento en el que el anciano puede sentir que lo escuchan, lo comprenden y lo valoran, un momento en el que puede compartir sus experiencias y sus emociones.