ORACIÓN CADA DÍA

Pascua de resurrecci?n
Palabra de dios todos los dias

Pascua de resurrecci?n

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Libretto DEL GIORNO
Pascua de resurrecci?n
Domingo 31 de marzo

Salmo responsorial

Salmo 117 (118)

?Dad gracias a Yahveh, porque es bueno,
porque es eterno su amor!

?Diga la casa de Israel:
que es eterno su amor!

?Diga la casa de Aar?n:
que es eterno su amor!

?Digan los que temen a Yahveh:
que es eterno su amor!

En mi angustia hacia Yahveh grit?,
?l me respondi? y me dio respiro;

Yahveh est? por m?, no tengo miedo,
?qu? puede hacerme el hombre?

Yahveh est? por m?, entre los que me ayudan,
y yo desaf?o a los que me odian.

Mejor es refugiarse en Yahveh
que confiar en hombre;

mejor es refugiarse en Yahveh
que confiar en magnates.

Me rodeaban todos los gentiles:
en el nombre de Yahveh los cercen?;

me rodeaban, me asediaban:
en el nombre de Yahveh los cercen?.

Me rodeaban como avispas,
llameaban como fuego de zarzas:
en el nombre de Yahveh los cercen?.

Se me empuj?, se me empuj? para abatirme,
pero Yahveh vino en mi ayuda;

mi fuerza y mi c?ntico es Yahveh,
?l ha sido para m? la salvaci?n.

"Clamor de j?bilo y salvaci?n,
en las tiendas de los justos:
""?La diestra de Yahveh hace proezas, "

"excelsa la diestra de Yahveh,
la diestra de Yahveh hace proezas!"""

No, no he de morir, que vivir?,
y contar? las obras de Yahveh;

me castig?, me castig? Yahveh,
pero a la muerte no me entreg?.

?Abridme las puertas de justicia,
entrar? por ellas, dar? gracias a Yahveh!

Aqu? est? la puerta de Yahveh,
por ella entran los justos.

Gracias te doy, porque me has respondido,
y has sido para m? la salvaci?n.

La piedra que los constructores desecharon
en piedra angular se ha convertido;

esta ha sido la obra de Yahveh,
una maravilla a nuestros ojos.

?Este es el d?a que Yahveh ha hecho,
exultemos y goc?monos en ?l!

?Ah, Yahveh, da la salvaci?n!
?Ah, Yahveh, da el ?xito!

?Bendito el que viene en el nombre de Yahveh!
Desde la Casa de Yahveh os bendecimos.

Yahveh es Dios, ?l nos ilumina.
?Cerrad la procesi?n, ramos en mano,
hasta los cuernos del altar!

T? eres mi Dios, yo te doy gracias,
Dios m?o, yo te exalto.

?Dad gracias a Yahveh, porque es bueno,
porque es eterno su amor!

La oración es el corazón de la vida de la Comunidad de Sant’Egidio, su primera “obra”. Cuando termina el día todas las Comunidades, tanto si son grandes como si son pequeñas, se reúnen alrededor del Señor para escuchar su Palabra y dirigirse a Él en su invocación. Los discípulos no pueden sino estar a los pies de Jesús, como María de Betania, para elegir la “mejor parte” (Lc 10,42) y aprender de Él sus mismos sentimientos (cfr. Flp 2,5).

Siempre que la Comunidad vuelve al Señor, hace suya la súplica del discípulo anónimo: “¡Señor, enséñanos a orar” (Lc 11,1). Y Jesús, maestro de oración, continúa contestando: “Cuando oréis, decid: Abbá, Padre”.

Cuando oramos, aunque lo hagamos dentro de nuestro corazón, nunca estamos aislados ni somos huérfanos, porque somos en todo momento miembros de la familia del Señor. En la oración común se ve claramente, además del misterio de la filiación, el de la fraternidad.

Las Comunidades de Sant'Egidio que hay por el mundo se reúnen en los distintos lugares que destinan a la oración y presentan al Señor las esperanzas y los dolores de los hombres y mujeres “vejados y abatidos” de los que habla el Evangelio (Mt 9,37). En aquella gente de entonces se incluyen los habitantes de las ciudades contemporáneas, los pobres que son marginados de la vida, todos aquellos que esperan que alguien les contrate (cfr. Mt 20).

La oración común recoge el grito, la aspiración, el deseo de paz, de curación, de sentido de la vida y de salvación que hay en los hombres y las mujeres de este mundo. La oración nunca es vacía. Sube incesante al Señor para que el llanto se transforme en alegría, la desesperación en felicidad, la angustia en esperanza y la soledad en comunión. Y para que el Reino de Dios llegue pronto a los hombres.