ORACIÓN CADA DÍA

Memoria de los santos y de los profetas
Palabra de dios todos los dias

Memoria de los santos y de los profetas

Fiesta de san Egidio, monje de Oriente que viajó a Occidente. Vivió en Francia y se convirtió en padre de muchos monjes. La Comunidad de Sant'Egidio debe su nombre a la iglesia de Roma dedicada al santo. Se recuerda hoy también el inicio de la Segunda Guerra Mundial. Oración por el fin de todas las guerras. La Iglesia ortodoxa empieza el año litúrgico. Jornada mundial de oración por el cuidado de la creación. Para los musulmanes es la fiesta del sacrificio (Aid al-Adha)
Leer más

Libretto DEL GIORNO
Memoria de los santos y de los profetas
Viernes 1 de septiembre

Himno

Las oraciones de los santos en la tierra
suben a ti, Señor bueno,
y cantan un canto nuevo
juntos delante de tu trono.

Nadie puede comprender el canto,
mas sólo los redimidos de la tierra,
que siguen por doquier al Cordero,
primicia de Dios sin mancha.

Tú eres digno de tomar el libro,
digno de abrir sus sellos,
porque has sido inmolado
y nos has rescatado con tu sangre.

Has rescatado a los hombres de cada lengua,
de cada pueblo, tribu, nación,
y nos has constituido un pueblo
de sacerdotes y de reyes.

Santo, Santo, Santo,
es el Señor omnipotente,
Aquel que era, es y viene,
digno de recibir toda gloria.

PALABRA DE DIOS TODOS LOS DÍAS: EL CALENDARIO

La oración es el corazón de la vida de la Comunidad de Sant’Egidio, su primera “obra”. Cuando termina el día todas las Comunidades, tanto si son grandes como si son pequeñas, se reúnen alrededor del Señor para escuchar su Palabra y dirigirse a Él en su invocación. Los discípulos no pueden sino estar a los pies de Jesús, como María de Betania, para elegir la “mejor parte” (Lc 10,42) y aprender de Él sus mismos sentimientos (cfr. Flp 2,5).

Siempre que la Comunidad vuelve al Señor, hace suya la súplica del discípulo anónimo: “¡Señor, enséñanos a orar” (Lc 11,1). Y Jesús, maestro de oración, continúa contestando: “Cuando oréis, decid: Abbá, Padre”.

Cuando oramos, aunque lo hagamos dentro de nuestro corazón, nunca estamos aislados ni somos huérfanos, porque somos en todo momento miembros de la familia del Señor. En la oración común se ve claramente, además del misterio de la filiación, el de la fraternidad.

Las Comunidades de Sant'Egidio que hay por el mundo se reúnen en los distintos lugares que destinan a la oración y presentan al Señor las esperanzas y los dolores de los hombres y mujeres “vejados y abatidos” de los que habla el Evangelio (Mt 9,37). En aquella gente de entonces se incluyen los habitantes de las ciudades contemporáneas, los pobres que son marginados de la vida, todos aquellos que esperan que alguien les contrate (cfr. Mt 20).

La oración común recoge el grito, la aspiración, el deseo de paz, de curación, de sentido de la vida y de salvación que hay en los hombres y las mujeres de este mundo. La oración nunca es vacía. Sube incesante al Señor para que el llanto se transforme en alegría, la desesperación en felicidad, la angustia en esperanza y la soledad en comunión. Y para que el Reino de Dios llegue pronto a los hombres.