Deseos de una Navidad de alegría, de acogida y de ternura. Videomensaje de Marco Impagliazzo

Queridas amigas y queridos amigos,

llega la Navidad. Nace un niño, nace Jesús, pero no hay sitio en el albergue para él, nos dice el Evangelio. Muchas veces en este mundo no hay sitio para los pequeños, no hay sitio para los niños, no hay sitio para los débiles. Aun así, Jesús nace. Nace porque hay una madre que cuida de él con su ternura, María. La ternura, el calor de una madre, hacen que aquel niño pueda nacer y pueda tener amor, afecto, un futuro.

Reflexionemos sobre esto: ¿cuánta ternura falta en nuestro mundo? El calor de las palabras, de los gestos y de los afectos, porque solo con el calor y la ternura de los gestos, de los afectos y de las palabras pueden nacer cosas nuevas, y las cosas nuevas pueden tener un futuro.

Dice la Sagrada Escritura: “Voy a hacer nuevas todas las cosas”. Hay una novedad en la Navidad, hay una novedad en el niño que nace y que es acogido por la ternura de la madre. Nuestro mundo es demasiado duro. Poco después de nacer Jesús se encontrará con la violencia de Herodes, que quería eliminar a todos los niños, en la famosa matanza de los inocentes. ¿Por qué este mundo no quiere las cosas nuevas? Esta es la pregunta que nos hace esta Navidad. ¿Por qué en tantas partes del mundo falta la paz y hay guerra? ¿Por qué nuestro mundo no quiere dejar espacio a quien emigra de la guerra y del hambre? ¿Por qué este mundo ya no acoge a los ancianos y los aparta? ¿Por qué este mundo no es acogedor con las mujeres, con las niñas, con los niños y no les da una escuela? Estas son las grandes preguntas de esta Navidad a las que el Evangelio contesta muy bien.

El calor y la ternura de una madre hace que Jesús pueda tener un futuro y traer muchas cosas nuevas y la alegría de los pastores, la alegría de todos nosotros que podemos ser los que acogen a Jesús ayudando a quien es pequeño, débil, a quien está solo o marginado, como ocurrirá en las tantas y tantas comidas de Navidad de la Comunidad de Sant’Egidio, donde se confunde el que sirve y el que es servido.

Una Navidad de alegría, una Navidad de acogida, una Navidad de ternura.

Desde Sant’Egidio, ¡feliz Navidad a todos!


Marco Impagliazzo