LA PREGÀRIA CADA DIA

Oración por la Iglesia
Paraula de déu cada dia
Libretto DEL GIORNO
Oración por la Iglesia
Jueves 6 de octubre


Lectura de la Palabra de Dios

Aleluya, aleluya, aleluya.

Yo soy el buen pastor,
mis ovejas escuchan mi voz
y devendrán
un solo rebaño y un solo redil.

Aleluya, aleluya, aleluya.

Gálatas 3,1-5

¡Oh insensatos gálatas! ¿Quién os fascinó a vosotros, a cuyos ojos fue presentado Jesucristo crucificado? Quiero saber de vosotros una sola cosa: ¿recibisteis el Espíritu por las obras de la ley o por la fe en la predicación? ¿Tan insensatos sois? Comenzando por espíritu, ¿termináis ahora en carne? ¿Habéis pasado en vano por tales experiencias? ¡Pues bien en vano sería! El que os otorga, pues, el Espíritu y obra milagros entre vosotros, ¿lo hace porque observáis la ley o porque tenéis fe en la predicación?

 

Aleluya, aleluya, aleluya.

Les doy un mandamiento nuevo:
que se amen los unos a los otros.

Aleluya, aleluya, aleluya.

Quien mira al Crucificado es preservado de la insensatez porque comprende la distancia que lo separa de un amor tan extraordinario como el de Jesús; un amor tan desmesurado que le lleva a morir por todos. Frente al misterio de esta muerte, ¿cómo podemos pensar -sugiere el apóstol- que lo que nos salva son nuestras obras? Es como si comparásemos nuestras acciones, siempre mezquinas, con el amor de Jesús por los hombres y por la salvación de los pueblos. ¿Quién de nosotros ha amado a los demás hasta la muerte en cruz? Pablo nos advierte de que si olvidamos la predicación de "Jesucristo crucificado" prevalece de nuevo el orgullo y con él la ceguera: vemos más nuestras obras que el amor sobreabundante de Dios por todos. Es la predicación del Evangelio, lo que ha hecho posibles las obras que llevan a cabo los cristianos. Por eso el apóstol pregunta: "¿Habéis recibido el Espíritu por las obras de la ley o por la fe en la predicación?". El Espíritu Santo derramado en el corazón de los creyentes hace que aquel que da libertad de acción a su corazón haga "obras grandes". Jesús mismo lo había dicho a los discípulos poco antes de dejarles: "El que crea en mí, hará también las obras que yo hago, y hará mayores aún" (Jn 14,12). Es una lección que debemos seguir aprendiendo. En un tiempo como el nuestro que espera una nueva comunicación del Evangelio es fundamental que los creyentes dejen que el Espíritu haga "cosas grandes" para que los hombres comprendan la "grandeza" del amor de Dios que dio a su propio Hijo para salvarnos. San Ignacio de Antioquía, mientras iba encadenado a Roma para recibir el martirio, escribía a los romanos: "Cuando el mundo odia al cristianismo, este no es obra de convencimiento sino de grandeza".

La pregària és el cor de la vida de la Comunitat de Sant’Egidio, la seva primera "obra". Al final del dia, totes les Comunitats, tant si són grans com si són petites, es reuneixen al voltant del Senyor per escoltar la seva Paraula i dirigir-s'hi en la seva invocació. Els deixebles només poden estar als peus de Jesús, com Maria de Betània, per triar la "millor part" (Lc 10,42) i aprendre'n els seus mateixos sentiments (cfr. Flp 2,5).

Sempre que la Comunitat torna al Senyor, fa seva la súplica del deixeble anònim: "Senyor, ensenya'ns a pregar" (Lc 11,1). I Jesús, mestre de pregària, respon: "Quan pregueu, digueu: Abbà, Pare".

Quan preguem, encara que ho fem dins del cor, mai no estem aïllats ni som orfes, perquè en tot moment som membres de la família del Senyor. En la pregària comuna es veu clarament, a més del misteri de la filiació, el de la fraternitat.

Les Comunitats de Sant'Egidio que hi ha al món es reuneixen als diferents llocs que destinen a la pregària i presenten al Senyor les esperances i els dolors dels homes i les dones "malmenats i abatuts" de què parla l'Evangeli (Mt 9,36). En aquella gent d'aleshores s'inclouen els habitants de les ciutats contemporànies, els pobres que són marginats de la vida, tots aquells que esperen que algú els contracti (cfr. Mt 20).

La pregària comuna recull el crit, l'aspiració, el desig de pau, de guarició, de sentit de la vida i de salvació que hi ha en els homes i les dones d'aquest món. La pregària mai no és buida. Puja incessantment al Senyor perquè el plor es transformi en joia, la desesperació en felicitat, l'angoixa en esperança i la solitud en comunió. I perquè el Regne de Déu arribi aviat als homes.