ORACIÓN CADA DÍA

Oraci?n por la Paz
Palabra de dios todos los dias

Oraci?n por la Paz

En la Basílica de Santa María in Trastevere se reza por la paz.
Recuerdo de san Sergio de Radonez, fundador de la laura de la Santísima Trinidad, en Moscú. Recuerdo del pastor evangélico Paul Schneider, asesinado en el campo de concentración nazi de Buchenwald el 18 de julio de 1939.
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Libretto DEL GIORNO
Oraci?n por la Paz
Lunes 18 de julio

Salmo responsorial

Psaume 52 (53)

Dice en su coraz?n el insensato:
"?No hay Dios!"
Corrompidos est?n, de conducta abominable,
no hay quien haga el bien.

Se asoma Dios desde los cielos
hacia los hijos de Ad?n,
por ver si hay un sensato,
alguien que busque a Dios.

Todos ellos est?n descarriados,
en masa pervertidos.
No hay quien haga el bien,
ni uno siquiera.

?No aprender?n todos los agentes de mal
que comen a mi pueblo
como se come el pan,
y no invocan a Dios?

All? de espanto temblar?n,
donde nada hay que espante.
Pues Dios dispersa los huesos de tu sitiador,
se les ultraja porque Dios los rechaza.

?Qui?n traer? de Si?n la salvaci?n de Israel?
?Cuando Dios cambie la suerte de su pueblo,
exultar? Jacob, se alegrar? Israel!

La oración es el corazón de la vida de la Comunidad de Sant’Egidio, su primera “obra”. Cuando termina el día todas las Comunidades, tanto si son grandes como si son pequeñas, se reúnen alrededor del Señor para escuchar su Palabra y dirigirse a Él en su invocación. Los discípulos no pueden sino estar a los pies de Jesús, como María de Betania, para elegir la “mejor parte” (Lc 10,42) y aprender de Él sus mismos sentimientos (cfr. Flp 2,5).

Siempre que la Comunidad vuelve al Señor, hace suya la súplica del discípulo anónimo: “¡Señor, enséñanos a orar” (Lc 11,1). Y Jesús, maestro de oración, continúa contestando: “Cuando oréis, decid: Abbá, Padre”.

Cuando oramos, aunque lo hagamos dentro de nuestro corazón, nunca estamos aislados ni somos huérfanos, porque somos en todo momento miembros de la familia del Señor. En la oración común se ve claramente, además del misterio de la filiación, el de la fraternidad.

Las Comunidades de Sant'Egidio que hay por el mundo se reúnen en los distintos lugares que destinan a la oración y presentan al Señor las esperanzas y los dolores de los hombres y mujeres “vejados y abatidos” de los que habla el Evangelio (Mt 9,37). En aquella gente de entonces se incluyen los habitantes de las ciudades contemporáneas, los pobres que son marginados de la vida, todos aquellos que esperan que alguien les contrate (cfr. Mt 20).

La oración común recoge el grito, la aspiración, el deseo de paz, de curación, de sentido de la vida y de salvación que hay en los hombres y las mujeres de este mundo. La oración nunca es vacía. Sube incesante al Señor para que el llanto se transforme en alegría, la desesperación en felicidad, la angustia en esperanza y la soledad en comunión. Y para que el Reino de Dios llegue pronto a los hombres.